Luis Castro
Central Córdoba sigue sufriendo con su viejo karma: el de los árbitros. Otra vez el equipo de Tablada se quedó con las manos vacías y maldiciendo el penal sancionado por Javier Ruiz, esa falta que le costó el partido ante Almagro. Otra vez los charrúas se sintieron estafados por un juez. Otra vez, y van... La furia charrúa se hizo sentir en el Gabino Sosa al final del encuentro cuando la derrota era cosa juzgada. La diversidad de epítetos estaban destinados hacia Ruiz. El responsable de llenar de amargura a las almas de Córdoba. Y todo por una mano (¿intencional?) a los 69' de Aranzadi dentro del área que el juez no dudó en sancionar y que Sergio Watson cambió por gol. En su debut como local, el equipo del Gordo Palma salió decidido a hacer pesar esa condición. Con Dell'Orto en la creación y conducción y el uruguayo Zaballa complicando a la defensa visitante por todo el frente de ataque. Pero el juego cerrado que se planteó, con más lucha que fútbol obró para que el espectáculo fuera anodino. Ninguno de los dos logró generar una jugada clara de riesgo en los arcos que sirviera para esperanzar al público que se convocó en Tablada. Entonces todas las expectativas creadas a priori quedaron para el segundo capítulo. Y las ilusiones charrúas empezaron a cotizar en alta cuando sobre los 9' el Tele Medina metió un cabezazo con destino de gol que Pardal, volando en forma espectacular, sacó al córner. A partir de ahí el local tuvo su momento. Enseguida, otra vez Pardal evitó la caída de su valla tres veces en una misma jugada. Pero todo ese ímpetu terminó cuando Ruiz sancionó, sin dudar, una mano -casual para la mayoría, pero intencional para el juez- y el posterior penal que Watson no desperdició. A partir de ese instante se vino el descontrol charrúa. Con más ganas que ideas, Córdoba fue en busca de la igualdad, esa que nunca llegó. La pierna fuerte estuvo al orden del día y como consecuencia de eso llegaron las expulsiones de Rocha y Giacomini -Nasta por el lado visitante-. Córdoba se quedó con el alma herida. Sufriendo una derrota tal vez inmerecida. Ni siquiera en la jugada final tuvo la suerte necesaria para igualar el pleito. En esa que todos se quedaron pidiendo penal y que Ruiz no cobró. Y así se fue el charrúa. Con una derrota que vale mucho en esta dura pelea por no descender. Convencidos de haber sido perjudicados y con la sensación de que otra vez le metieron la mano en el bolsillo.
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