Año CXXXIV
 Nº 49.220
Rosario,
domingo  26 de
agosto de 2001
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La seguridad de los viajes de larga distancia, en la mira
Los choferes dicen que manejan sin poder descansar lo suficiente
Denuncian que son obligados a conducir a más de 90 km/h para llegar a horario. ¿Calentadores a bordo?

Gabriela Zinna

"Los empresarios nos presionan económicamente para que trabajemos en forma continua sin respetar el descanso que marca la ley". La denuncia, formulada por un chofer que a diario cubre el trayecto Rosario-Buenos Aires, se repite por lo bajo de boca de quienes tienen la responsabilidad de conducir estos vehículos. Las condiciones laborales de los choferes de micros de media y larga distancia quedaron bajo la lupa luego del accidente ocurrido el martes pasado en la autopista Aramburu, a la altura de San Nicolás, que terminó con la vida de 18 personas y dejó heridas a otras 16. Los peritos de bomberos de la policía bonaerense confirmaron anteayer que el fuego que consumió la unidad de la empresa Norte Bis en la que viajaban 34 personas comenzó luego de que estallara una garrafa.
Sueldos bajos, condiciones laborales deficientes, unidades en mal estado y falta de descanso son parte de la realidad que debe enfrentar a diario la gran mayoría de los choferes.
"¿Habrá descansado el conductor?". "¿No se quedará dormido?". "¿No chocaremos en el camino?", son algunas de las tantas preguntas que se hacen los pasajeros en el estribo de las unidades, minutos antes de partir hacia distintos puntos del país desde la Terminal de Omnibus Mariano Moreno. Los temores se multiplican entre los viajeros luego de tragedias como la ocurrida el martes pasado. La Capital estuvo en la terminal, y los choferes aceptaron hablar sobre sus condiciones laborales bajo la condición de mantener en reserva sus identidades.
"Tenemos que pelear para cobrar el sueldo y encima debemos manejar coches que funcionan mal", protestó el conductor de una empresa de media distancia, quien recordó que una década atrás los servicios interurbanos se cubrían con dos choferes, pero ahora sólo viaja uno. Durante una jornada laboral, hace cuatro viajes con 15 minutos de descanso que apenas alcanzan para lavarse la cara, ir al baño y tomar un café a las apuradas.
Los choferes cumplen 192 horas mensuales de servicio, divididas en 24 jornadas. El sueldo básico es de 570 pesos y a eso se agregan 50 pesos más si el conductor utiliza boletera en la unidad. Hay empresas que pagan importantes sumas por presentismo.
Los afiliados a la UTA (Unión Tranviarios Automotor) denunciaron que se ven obligados a superar los 90 kilómetros por hora de velocidad que fija la normativa para los vehículos de transporte de pasajeros. "Nos exigen que lleguemos a destino a una determinada hora y para eso hay que viajar a más de 90. Eso se puede hacer porque nadie controla los tacógrafos y no hay radares en las autopistas", indicó un conductor.
Los choferes en general no usan el cinturón de seguridad y dentro de la provincia de Santa Fe no conducen con las luces bajas encendidas, como lo fija ahora la ley de tránsito. "Nadie controla nada", aseguraron.
El mate y los cigarrillos supuestamente están vedados a los choferes mientras conducen. Pero cualquier pasajero sabe que eso no siempre se cumple. Los puchos se consumen a cuatro manos en las cabinas y los mates circulan constantemente.
Cebar mate es una de las actividades que sirve para ahuyentar el cansancio y romper con la monotonía de las rutas sin demasiado tránsito en la noche. Algunos choferes llevan el termo con agua caliente. Pero cuando eso se termina, en algunos colectivos de larga distancia salen a relucir la pava y la garrafa.
Todos los conductores niegan sistemáticamente que en las unidades viajen calentadores. Pero más de un pasajero encontró alguna vez en la cabina a los choferes cebando mate, pava en mano y garrafa con el fuego encendido.
"Acá arriba hacemos todo. Comemos, vemos películas y dormimos. Me cuesta acostumbrarme a estar en mi casa", afirmó un piloto de apenas 23 años que cubre el trayecto La Plata-Pocitos (Salta) en más de 17 horas. El joven, que desde los 21 se dedica a conducir esas gigantescas unidades, es oriundo de Salta y vuelve a ver a su familia cada cuatro días. "Convivimos más con nuestros compañeros que con nuestras esposas", afirmó.
Para muchos, rebotar permanentemente, es decir llegar a destino y a las pocas horas regresar, es normal. Confiesan que eso ocurre continuamente y admiten que "sería bueno poder descansar un poco más". La libreta en la que se controla el horario de partida y de llegada de los conductores a veces es adulterada para reducir los tiempos de descanso.
El accidente ocurrido el martes pasado en la autopista Aramburu a la altura de San Nicolás causó un cimbronazo entre los choferes. "Ahí tomamos conciencia de lo que puede pasar", dijo uno, y otro agregó: "Los choques trágicos como este nos hacen entender que no valemos nada y que somos uno de los repuestos más baratos del transporte nacional".



El accidente del martes volvió a reavivar la polémica.
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