Año CXXXIV
 Nº 49.220
Rosario,
domingo  26 de
agosto de 2001
Min 14º
Máx 20º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Una clara señal de la función unificadora de la monarquía en el país escandinavo
El príncipe de Noruega se casó con una plebeya que atesora un pasado salvaje
Haakon agradeció a la familia real la acogida amistosa y abierta a la novia, Mette-Marit Tjessen Hoeiby

El príncipe heredero de la corona noruega, Haakon, y su novia, Mette-Marit Tjessem Hoeiby, contrajeron ayer matrimonio en la catedral de Oslo, en lo que supone la primera boda real del milenio y también la primera que se celebra en Noruega en tres décadas. Decenas de miles de noruegos aclamaron al novio, vestido de uniforme de gala, y a la novia, que llevaba un vestido blanco realizado por dos diseñadores noruegos que emplearon 125 metros de muselina para confeccionar la cola y el velo. La nueva princesa parecía muy conmovida y tuvo que luchar con las lágrimas cuando el jefe de la Iglesia noruega, el obispo Gunnar Stalsett, que dirigió la ceremonia, dijo: "Vuestra felicidad muestra cuánta fuerza hay en el amor".
Pese al tiempo lluvioso, decenas de miles de noruegos esperaron en la calle la llegada de los novios. Desde horas antes de la ceremonia, el centro de la ciudad estaba lleno. La avenida Karl Johan, la principal vía de Oslo, que une el palacio real con la catedral, parecía un mar de banderas noruegas.
Una procesión de limusinas había transportado a los invitados de las casas reales de varios países europeos, jefes de Estado y familiares de la novia hasta la catedral.
El novio llegó a la iglesia acompañado de su padrino, el príncipe heredero danés Frederik. Poco después hizo su aparición Mette-Marit. La acompañaba su dama de honor, su amiga Linda Taanevik, estudiante de acupuntura. Su hijo Marius, de cuatro años, vestido con traje de etiqueta, llevaba la cola del vestido de su madre.
Haakon recibió a su novia en la entrada de la catedral, y a continuación, ambos atravesaron juntos la puerta. La ceremonia duró una hora. Antes de su boda, Haakon y Mette-Marit anunciaron que quieren tener "muchos hijos".
Los recién casados viajaron a la residencia real, donde se sirvió la cena, en un descapotable Lincoln Continental negro, el mismo vehículo que usaron los padres de Haakon, el rey Harald V y la reina Sonja, en su boda, en 1968.
Durante su discurso en el banquete que celebró el gobierno, el príncipe heredero agradeció explícitamente a sus padres la "acogida abierta y amistosa" del hijo de Mette-Marit. Marius no recibirá ningún lugar en la línea sucesoria ni ningún título nobiliario.

La nueva alteza real
El rey había anunciado ayer mismo que la novia, una plebeya, adoptará el título de Su Alteza Real la Princesa Heredera Mette-Marit después de que ella y Haakon hayan dado el "sí, quiero".
El anuncio puso fin a las dudas sobre si la nueva princesa y futura reina iba a poder mantener las dos partes de su nombre compuesto en el título. El también desvelado monograma real comprende una H mayúscula por Haakon, con dos M a cada lado.
La catedral donde se celebró la boda real estuvo decorada con 10 mil rosas. La reina Sonja, que también era plebeya antes de casarse con Harald, ha participado activamente en la decoración del palacio real con 5.500 rosas y 70 metros de guirnaldas a lo largo de la entrada. Asimismo, el edificio que alberga el Parlamento, Stortinget, fue decorado con brezo, la flor nacional de Noruega, mientras que a lo largo de la avenida Karl Johan colocaron en casi todos los escaparates de las tiendas la foto oficial de Haakon y Mette-Marit.
Mette-Marit, que creció en un hogar de clase media, es madre soltera de un niño de cuatro años, Marius. A mediados de esta semana, admitió haber participado en actividades "desenfrenadas" en relación a las drogas.
En la noche del viernes último, durante el banquete con el que se dio comienzo oficial a las celebraciones de la boda, el primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, calificó el evento de un "símbolo del amor y la felicidad". Además, indicó, es una señal clara de la función unificadora de la monarquía en el país escandinavo, en el que viven cuatro millones de personas.
Miembros de casas reales de seis países europeos -España, Gran Bretaña, Holanda, Bélgica, Dinamarca y Suecia- participaron en la boda y la cena de gala y el baile que siguieron a la ceremonia.
En los últimos días, Mette-Marit y Haakon han compartido titulares con uno de los asistentes a la ceremonia, el príncipe heredero al trono español, Felipe, a quien se atribuye una relación con la modelo noruega Eva Sannum, de 26 años, quien asistió a los festejos. Los fotógrafos han estado intentando -hasta ahora en vano- conseguir una foto en la que ambos aparecieran juntos.



Mette-Marit y el príncipe Haakon salen de la catedral.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Un ex novio muy leal
Cenicienta
Diario La Capital todos los derechos reservados