Medellín. - Dos ataques con explosivos en distintas ciudades colombianas que provocaron 46 heridos, seis de ellos de gravedad, volvieron a sembrar ayer el pánico en Colombia ante un nuevo recrudecimiento de la violencia. El hecho más grave se registró en la ciudad de Medellín, cuando un coche bomba detonó junto al edificio de la emisora Radio Caracol, hiriendo a 46 personas y causando graves daños materiales. El artefacto, compuesto por unos 40 kilos de explosivos, detonó en el barrio residencial de Laureles y destruyó las instalaciones de las emisoras musicales Tropicana y La Vallenata, así como las oficinas administrativas de Caracol en Antioquia, señalaron directivos de la empresa. La onda expansiva se propagó por tres manzanas a la redonda y causó heridas a residentes en las casas vecinas, seis de los cuales revisten gravedad, según informaron fuentes médicas. El secretario de Gobierno de Antioquia, Jorge Enrique Vélez, instó al gobierno nacional a adoptar medidas para controlar el terrorismo y "tomar cartas en el asunto, ya que Medellín no aguanta más". Al mismo tiempo, otro coche bomba estalló frente a la gobernación del departamento colombiano de Norte de Santander, en la ciudad de Cúcuta, fronteriza con Venezuela, sin causar víctimas pero sí destrozos materiales, informó la policía. Ante esta ola de atentados explosivos, a los que se suma un coche bomba el jueves en la localidad de Marinilla que dejó dos muertos y pequeñas explosiones en cajeros automáticos de Medellín, la policía y el servicio secreto colombiano DAS se hallaban en estado alerta en distintas ciudades. "Nos estamos movilizando en las ciudades para evitar nuevas acciones terroristas, mientras el ejército mantiene el control en diversas zonas rurales", confirmó un oficial de la policía nacional bajo anonimato. El informante policial y Jorge Vélez, señalaron que por el momento se carecía de pistas sobre el móvil de los atentados y los autores del hecho, aceptando que pudiera tratarse tanto de rebeldes del ELN como de bandas vinculadas al narcotráfico. Estos últimos atentados ocurren en medio de una tensa situación política, luego de que el gobierno de Andrés Pastrana resolviera el 7 de agosto pasado suspender los diálogos de paz que llevaba adelante con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Desde hace diez días, el ejército desarrolla una de las ofensivas militares más importantes en contra del principal grupo rebelde, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), en Guaviare y Meta. Según han informado autoridades militares, al menos 100 rebeldes fueron abatidos en la ofensiva, que está apoyada por helicópteros artillados y aviones de combate, 15 se entregaron y cerca de 2.000 se encuentran cercados por las fuerzas gubernamentales y sin víveres.
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