La noche de hoy tendrá color de humo dulce cuando a partir de las 22 se inicie en la Escuela de Teatro de pasaje Araya 974 (entre San Luis y la cortada Ricardone) la Fiesta Verde que incluirá la presentación del grupo de rock mendocino Karamelo Santo junto a sus pares, los firmatenses de Carmina Burana y los rosarinos de Pure Hemp. Antes subirá a escena la obra teatral "Más de lo mismo" dirigida por Romina Massadi Arro. Karamelo Santo se creó en Mendoza en diciembre de 1992 amalgamando estilos que van desde el reggae, el ska, el punk, la salsa y el rap hasta la tonada típica de raices mendocinas. Hoy forman con Pedro Rosafa (voz, coros y percusión), Diego Apud (voz, bajo y coros), Goy (voz, coros y guitarras eléctrica y acústica), Lucas Villafañe (piano, sampler, acordeón y violín), Pablo Clavijo (saxo alto), Pablón Romagnoli (saxo tenor, flauta y trompeta) y Pedro Colpachi (batería). A ellos se sumará Ana Sol Torroixa (congas) como invitada. Para delimitar estilos y apetencias dentro del denominado rock latino, Goy se dispuso a una charla amena desde su bunker en Capital Federal adonde se mudaron con el grupo en 1997. -¿En que se diferencian de los demás grupos de rock latino? -La diferencia es que hemos asumido como propio el folclore argentino. Entonces hacemos más carnavalitos, cuecas y cumbias, apuntalados con una mezcla de reggae, raggamuffin y hip hop. Es rock con algunas cosas robadas, pero diferenciando bien los estilos. -Destacando siempre la cultura "menduca"... -Para nosotros es muy importante el rescate de la cultura regional, la medocina. La mayoría somos mendocinos, criados allá, tenemos el acento típico del interior del país y lo usamos como un escudo bastante fuerte. La gente que va a los recitales puede decir "¡qué pachuca esta banda!" o "esta banda tiene un aire campesino, pajuerano". Y nos sentimos estandarte de eso. Es una diferencia, una estética elegida por nosotros. -Para quienes no los conocen, ¿cómo evolucionó su música a lo largo de su carrera? -El mes que viene sale el tercer disco que llevará el mismo nombre de la banda. Arrancamos con "La kulebra" (1995) y luego vino "Perfectos idiotas" (1998). El primero fue bastante más visceral, era más ska y punky con algunos reggae, algunas salsas. Allí ya asomaba un poco la pachanga. El segundo fue hecho en Buenos Aires, sonó un poco más profesional y ya incursionamos más en el hip hop y en el raggamuffin. En el último disco, la cosa viene más estudiada, hemos curtido más ritmos como la cumbia, la rumba y el mambo. Se puede decir que los primeros discos eran más panfletarios, más adolescentes. -Se asoció mucho Karamelo Santo al nombre de Manu Chao, ¿son parte de la misma movida músico-política? -Lo conocimos a Manu Chao cuando vino hace seis años a Buenos Aires. El se prendió con nuestra onda del interior, lo volvimos un poco loco y le gustó. Por eso fue a Mendoza y a Rosario el año pasado. El asumió un poco esa responsabilidad política y nosotros hicimos lo mismo con nuestra parte. Nos sentimos incluidos en esa cultura roquera tercermundista, pero tratamos de descolgarnos del tren de Manu Chao porque a nosotros nos benefició mucho que él participase de este tercer disco, pero también necesitamos una personalidad propia. -Y esa personalidad, ¿cómo se forja? -Por ejemplo, seguimos hinchando un poco con la cumbia, a pesar de que hoy el cumbiero está un poco mal visto. La cumbia es un ritmo bárbaro porque es un ritmo muy argentino. Hoy, la cumbia villera es la auténtica expresión punk de Sudamérica.
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