Rodolfo Bella
Intérpretes: Anthony Hopkins, Julianne Moore, Ray Liotta, Giacarlo Giannini y Francesca Neri. Guión: David Mamet y Steven Zaillian. Dirección: Ridley Scott. Duración: 135 minutos. Género: suspenso. Uno de los más inquietantes personajes de asesinos seriales de los últimos años, el doctor Hannibal Lecter, regresó en la secuela de "El silencio de los inocentes", dirigida esta vez por Ridley Scott. El filme cambió además a la actriz protagónica original, Jodie Foster, por Julianne Moore. El eje de la película vuelve a ser la particular relación que se establece entre el asesino y su captora, la agente Clarice Sterling, mientras el sofisticado doctor Lecter vuelve a satisfacer sus impulsos más extremos y sangrientos, esta vez en el marco de la ciudad de Florencia y con otro nombre. Ni Lecter ni Starling lograron olvidar los encuentros en la prisión, en los que Lecter la sedujo con una personalidad que unía las morbosidades propias de un asesino serial, gozoso de serlo, con elevadas dosis de inteligencia y cultura. Quien tampoco olvidó a Lecter es el millonario Mason Verger, una de sus víctimas del pasado, a quien el psiquiatra le destrozó la cara. Verger ahora ofrece una fortuna por su captura, no para asesinarlo sino para vengarse y usa como señuelo a Starling. Lecter vive en Florencia, bajo otro nombre, y Starling se transformó en una prestigiosa miembro del FBI. Pero durante un enfrentamiento contra narcotraficantes comete algunos errores y debe recuperar su sitio dentro de la institución, dificultades que la llevan a retomar la búsqueda del criminal. Entre maniobras oscuras a las que no son ajenos el agente de justicia Paul Krendler, a cargo de Ray Liotta, de "Buenos muchachos", ni el oficial de policía local Rinaldi Pazzi, interpretado por Giancarlo Giannini, de "Una noche con Sabrina Love", se produce el inevitable encuentro. Independientemente de la historia de canibalismo, lo que cautivó del primer filme de la saga es el estilo narrativo del director Jonnathan Demme, con un sugestivo manejo del suspenso, más que el exhibicionismo sangriento. El horror que provocaba la película es una consecuencia y no un fin que contó con el soporte del exacto trabajo de los dos intérpretes. En cambio, Scott, que supo dar muestras de similares cualidades narrativas en "Alien" y "Blade Runner", entre otros filmes, eligió para "Hannibal" el camino opuesto, donde la sangre adquiere protagonismo y no deja espacio a la imaginación. Sin embargo, el filme compensa algunas debilidades argumentales con una sobria puesta en escena. Cal: 3 estrellas
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