Año CXXXIV
 Nº 49.219
Rosario,
sábado  25 de
agosto de 2001
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Lo afirma la propia secretaria del área a nivel nacional
Adriana Puiggrós: "Hoy no hay un proyecto de país que priorice la educación y la ciencia"
Se manifiesta en contra del ajuste y el arancel en las universidades públicas. ¿Cómo frenar la fuga de cerebros?

Eugenia Langone

"Hoy no hay un proyecto de país que tenga a la educación y a la ciencia como prioridades. Puede existir en un futuro y debe ser así. Pero hay que construirlo cuando superemos la crisis". Así, fue la misma secretaria de Tecnología, Ciencia e Innovación Productiva de la Nación, Adriana Puiggrós, quien admitió este déficit de la Alianza, y no dudó en decir que no está de acuerdo con los recortes salariales que impuso el gobierno de Fernando de la Rúa. La ex diputada por el Frepaso, que además tiene una larga trayectoria como pedagoga, estuvo en Rosario para dejar inaugurado el Primer Encuentro de Propiedad Intelectual y Comercialización de Tecnología en el Ambito de la Red de Mercociudades. En su paso fugaz por la ciudad, no sólo advirtió que "la situación de la universidad pública es grave y necesita una reforma muy importante", sino que además se manifestó "totalmente en contra del arancelamiento" de la educación superior.
-¿Qué piensa del último recorte dispuesto por el gobierno que afecta, entre otros, a los investigadores?
-No estoy de acuerdo con ese ajuste. En la secretaría, con fondos propios, encontramos un mecanismo para que los salarios de los becarios y los investigadores sean afectados lo menos posible.
-Usted dijo una vez que la ciencia no soportaba un ajuste más, ¿cómo evalúa la situación con el nuevo recorte?
-La situación es delicada. Ahora pedimos mil millones de pesos más para la ciencia porque en el presupuesto de este año nos asignaron 880 millones de pesos. La cifra sólo representa el 0,6 por ciento del presupuesto, que es muy bajo, y hay que decir que hay subejecuciones por las que no se recibe todo el dinero. Ya tuvimos una reunión en la Casa de Gobierno sobre el presupuesto 2002 y vimos una actitud positiva, aunque tendremos que ver los números reales. Es cierto que hace falta duplicar los fondos públicos para la ciencia y triplicar el aporte privado.
-Desde hace años los científicos se van del país y este fenómeno no desaparece, ¿hay una política para evitarlo?
-Desde hace años está bajando el nivel adquisitivo de los científicos, pero hay que lograr salarios y condiciones de trabajo dignas para retenerlos en el país. Un paso importante en materia de ciencia y tecnología fue la aprobación en la Cámara de Diputados de la Nación de la primera ley de ciencia y tecnología, y de una norma que exime de los impuestos a los equipos científicos importados. Es un gran paso porque la ley establece que el Estado es el primer responsable en materia de investigación, aunque también hay exigencias para las provincias y el sector privado. A veces se plantea la idea de que la única salida es Ezeiza, pero no es tan así porque los convenios con el exterior significan puestos de trabajo.
-Pero es cierto que los investigadores, como usted misma dijo una vez, están desprotegidos y se van del país...
-De eso no hay duda y aún hay deudas con los científicos. Pero la única solución a la fuga de cerebros es la creación de fuentes de trabajo. Es verdad que se necesita más plata, pero no basta con eso porque hay que articular las empresas y las universidades, y los centros de investigación con el sector público nacional y provincial. Los 37 millones de pesos del Banco Interamericano de Desarrollo invertidos en pequeñas y medianas empresas de base tecnológica generaron 3.700 empleos.
-¿Le parece que la Alianza tiene un proyecto de país donde la educación y la ciencia sean una prioridad?
-Podría existir en un futuro, debería existir.
-Eso significa que hoy no existe...
-Es cierto que hoy por hoy no existe. Hay que construirlo, pero estamos en un momento de recesión económica. Después habrá que saber levantar un país donde la ciencia, la educación y la salud tengan un lugar central.
-Las medidas indican que el gobierno nacional apunta hacia otro lado...
-Pareciera que es así. Pero estoy a cargo de una secretaría del gobierno de la Nación y en ese lugar llevamos adelante políticas activas. Desde allí, y en el marco de la Alianza, plateamos la ciencia y la tecnología como una política de Estado y vamos a sostener ese pedido. Pero hay que ver más allá de la coyuntura, para poder trabajar sobre la ciencia y educación que son los motores que pueden lograr que el sistema productivo y la cultura nacional no se apaguen.
-¿Cómo evalúa la crisis de la universidad pública?
-La universidad pública necesita una reforma muy importante, que debe contener a los profesores y a los investigadores para mejorar su situación laboral. Este cambio debería crear condiciones de trabajo favorables en cuanto a la organización de las universidades, la infraestructura de los laboratorios y los equipos de trabajo, además de lograr una estabilidad financiera y de programas de trabajo. Ante la grave situación, son también las universidades las que deben aportar soluciones y proyectos.
-¿Qué opina del posible arancelamiento de la universidad?
-No hay que arancelar, estoy totalmente en contra de esa medida. Es importante el ejemplo de Brasil que obliga a aportar a las empresas privatizadas, porque cuando eran del Estado tenían centros de investigación que luego cerraron.
-¿Marcó la Alianza el cambio en educación y ciencia que prometió?
-Todavía está en el intento. Desde la secretaría estamos empezando a hacer la diferencia, que pasa por mantener la actividad del sector y proteger a los investigadores creando fuentes de trabajo para que no se vayan. Hay que hacer hincapié en la federalización de las políticas con el aporte de las provincias, y en este sentido Rosario es una de las ciudades más avanzadas en materia de ciencia y tecnología.



"Sueldos dignos para detener la fuga de cerebros", pidió.
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