Año CXXXIV
 Nº 49.218
Rosario,
viernes  24 de
agosto de 2001
Min 9º
Máx 23º
 
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cartas
Identidad histórica de Rosario

Dos notas interesantes referentes a los actos que se llevarán a cabo en el 2002, en homenaje a esta ciudad, publicó La Capital en páginas 3 y 4, en la edición del 5 de agosto pasado. La primera trata sobre los eventos programados para el próximo año con motivo de la inauguración del puente a Victoria, el 150º aniversario en que la "fiel Villa del Rosario" fue declarada ciudad y el centenario del parque Independencia. El segundo escrito: "Los historiadores locales debaten sobre los orígenes de Rosario". Encomiable labor en que estos profesionales, aparte de vigorizar el espíritu de nuestra ciudadanía demostrarán la importancia que tiene la historia sobre la vida de los pueblos. En efecto, a partir del 3 de agosto de 1852, se produce un conflicto de ruptura entre la prehistoria e historia de Rosario, inicio de una etapa altamente significativa para la vida de esta gran urbe. Es la de su nueva identidad que no es empírica ni metafísica, sino universal porque a partir de allí se la comienza a conocer en el mundo entero; verdad plena y superior que ha absorbido a las anteriores etapas. "Todo lo que contribuya a reavivar la conciencia colectiva es valioso", dice el doctor De Marco, y esa es la propuesta fundamental de nuestros historiadores, encontrar nuestra identidad. En investigaciones escolásticas sobre filiación puede hallarse la identidad en varios sentidos. Morfológica, social, racista, cultural, económica. De cualquier manera, por debajo de estas distinciones los filósofos opinan que en conclusión hay dos formas: identidad lógica o formal, o identidad oncológica y real. Sintetizando: en homenaje al histórico mojón que plantó el 3 de agosto de 1852, distintos conceptos de historicismo harán conocer la real identidad evolutiva de esta ciudad por lo cual demostró que las leyes históricas son distintas a todas las otras, que siempre son las mismas. En cambio las leyes históricas son leyes evolutivas, leyes de una evolución que jamás se repite.
Roberto Linares


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