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Respetar las leyes

Respetar las leyes garantiza un orden, una convivencia civilizada. A diferencia de los animales que se rigen por la ley del más fuerte, los seres humanos somos esencialmente sociales, y por lo tanto nos relacionamos con nuestros congéneres y con el medio a través del lenguaje que, a su vez, mediatiza nuestra cultura. Es en esta relación dialéctica hombre-medio que nuestra sociedad se expresa en todas sus manifestaciones artísticas y culturales y se ordena a través de normas éticas que nos forman como ciudadanos civilizados. Normas y leyes no permiten hacer uso y defender nuestros derechos pero también aceptar deberes y obligaciones. Una sociedad que acepta trampear las leyes, que impone la ley del más fuerte, del poderoso, que considera la propiedad privada "no inmaculada", y por lo tanto se toma atribuciones para hacer uso y abuso de muros medianeros, -aún ante la rotunda negación del propietario lindero-, no garantiza civilidad. Respetar las leyes es una obligación de todos, hacerlas cumplir una facultad y obligación de pocos.
Gloria Bereciartúa