Año CXXXIV
 Nº 49.218
Rosario,
viernes  24 de
agosto de 2001
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Reflexiones
Marruecos

Eduardo Haro Tecglen

Me temo que Marruecos no tiene ningún interés en contener su emigración a España y Europa, y que las palabras de Piqué y Rajoy no van a tener, como es costumbre en ellos, ningún efecto. España no sólo no tuvo interés en impedir la salida de emigrantes durante el franquismo crudo, sino que la favorecía: era la "exportación invisible" y reducía el paro aquí, y las bocas sin comida, además de producir envíos de divisas muy necesarias. No es verdad que los españoles fueran siempre legales y con contrato, según dice la mentira actual. Como yo vivía en París entonces, lo puedo aclarar; y cómo llegaban los autobuses clandestinos al Bois de Boulougne a la madrugada y las chicas eran recogidas por las monjas españolas y ellos por los curas de la Rue de la Pompe: los ayudaban a cambio de comisiones sobre su jornal y de porcentajes por el cambio de moneda que ellos enviaban a España a sus familias: todo clandestino.
Me temo también que Marruecos no esté tan mejorado como dice Felipe González. Creo que a un viajero de su calidad e historia no se le deja ver todo, y que sus charlas están teledirigidas. También, también viví allí. No hace falta más que mirar una señal para advertir que se vive muy mal: las incesantes pateras. Nadie se juega la vida si cree que puede vivir un poco mejor sin aventura. No hay otras señales de que la calidad moral y material de vida, o el humo de la democracia, tengan alguna visibilidad. El propio González, tan querido, no pudo hacer aquí más que lo que le dejaban las grandes circunstancias.
No tengo ninguna necesidad de creer que el joven Sidi Mohammed tenga mucha intención de establecer un régimen distinto en su país, y tengo algunas sospechas de que no le dejarían. En los países pobres los ricos atesoran mucho más dinero que en los ricos. En Marruecos hay mucha riqueza en torno al palacio real, y dentro. Y mucha pobreza centímetros más allá. Nadie ignora que para que haya ricos es preciso que haya pobres, sobre todo en el miserable intercambio de la política.
También es posible que haya nuevas riquezas de gente con pequeño poder en torno a las pateras. Lo que llamamos "mafias": pero es que llamamos mafia a todo. Me cuesta trabajo creer que son unos cuantos delincuentes comunes o "traficantes de seres humanos", como dice nuestra truculencia, los que trabajan por su cuenta. Algunos mandos se estarán forrando.


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