La provincia controlará "con lupa" a la Municipalidad para que garantice la seguridad ambiental y la salud de los vecinos de Puente Gallego. Mientras, desde la Intendencia se está trabajando para ubicar los rellenos sanitarios en un área fuera de Rosario, que no afecte a los habitantes. Por lo menos ese fue el resultado de la recorrida que hicieron por el nuevo relleno Gallego III el subsecretario de Medio Ambiente de Santa Fe, Lorenzo Domínguez, y el titular de Servicios Públicos de la Municipalidad, Miguel Lifschitz, quien admitió que "en Rosario no hay un lugar posible donde poner un vertedero y que no produzca conflictos". Tampoco faltaron los vecinos de la zona. Las declaraciones de Domínguez sobre los rellenos sanitarios Gallego I y II -ubicados en las cercanía de Camino Viejo a Soldini y las vías del ferrocarril Belgrano- generaron revuelo en la Municipalidad. "No son rellenos, sino basurales", había manifestado públicamente el funcionario la semana pasada. Ese mismo día, las autoridades responsables de la seguridad ambiental de Rosario y la provincia acordaron trabajar en conjunto y coordinar "los esfuerzos por superar el problema de los residuos". La recorrida se hizo ayer, a pleno sol. El olor que dicen sentir permanentemente los vecinos no se percibió en el camino hacia el vertedero ni en el propio montón de basura. Lo que sucedía era que en ese momento -al mediodía- soplaba el viento con orientación noroeste, por lo que el vaho se desplazaba hacia el descampado y no en el sentido del barrio Puente Gallego (Ovidio Lagos al 7500). Sin embargo, los vecinos aseguraron que "el olor llega de noche y es repugnante". La caminata fue en Gallego III, el I y II no concentraron esta vez la atención de las autoridades. Pero igual se habló del tema: "En estos dos hay enterrados 900 mil toneladas de residuos, mientras que el tercero tiene capacidad para 400 mil toneladas", aseguró la titular de Política Ambiental municipal, Silvia Trevizán. "Un basural siempre es un elemento de riesgo, por eso queremos solucionar este tema y no ahondar más en las diferencias con la Municipalidad". Domínguez ratificó ayer a La Capital que "Gallego I y II no reúnen las condiciones necesarias para funcionar como rellenos sanitarios"; sin embargo, aseguró que "de ahora en adelante se va a pensar en el III y en un nuevo vertedero". Aunque también afirmó que su área vigilará con "lupa a la Municipalidad de Rosario, porque es la responsable de la gestión de esta problemática". Por esto, es que Lifschitz anunció que se "está trabajando en un estudio con consultoras para crear un nuevo relleno en algún sitio del área metropolitana". El secretario reconoció que "hasta ahora no se pudo hacer porque no hay espacios sin urbanizar en la ciudad y, a la vez, ubicarlos en una localidad cercana significaría hacer convenios y trazar rutas". A lo que Trevizán agregó: "Es una cuestión de presupuesto, se invierte en la medida de lo que se tiene". Los vecinos que se llegaron al lugar para acompañar a los funcionarios en su recorrida dudaron de la impermeabilidad de la membrana puesta para que no se contaminen las napas del suelo. Pero Lifschitz se encargó de aclarar que "se están llevando adelante controles de napas desde hace años y no se llegó a detectar ninguna penetración de líquidos contaminantes". Domínguez calculó que "en un año y medio o dos habrá un nuevo relleno", a lo que Lifschitz asintió con la cabeza. Además, según expresaron desde la dependencia municipal, el área de Salud realizará controles médicos en los habitantes del barrio con el fin de verificar si los rellenos sanitarios efectivamente producen enfermedades, tal como lo plantean los habitantes de la zona.
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