Buenos Aires.- Más de 60 estudiantes y profesores de la escuela de enfermería del Hospital Posadas, de la ciudad bonaerense de Haedo, se convirtieron ayer, durante cuatro horas, en rehenes de dos jóvenes fuertemente armados que estaban escapando de otro delito y que buscaron refugio en la unidad académica.
Los delincuentes en un primer momento se negaron a deponer su actitud, porque al menos uno de ellos había estado en prisión y no quería volver a la cárcel, dijeron varias de las víctimas.Pero finalmente, tras cuatro horas de negociaciones, los policías llegaron a convencerlos y los delincuentes se entregaron a las 16.30 sin que se disparara un solo tiro.
Los rehenes, en tanto, fueron rescatados sanos y salvos. Todo comenzó a las 12.30, a sólo cien metros del Hospital Posadas, ubicado en colectora de la avenida Gaona y Marconi.Ayer al mediodía, al menos 40 alumnos estaban tomando las clases de primer año y otra veintena de personas se encontraba dentro del edificio cuando una enfermera del hospital se acercó hasta la escuela para sacar fotocopias, pero dos hombres armados la cercaron e irrumpieron en la sede junto a ella.
En medio de amenazas , los desconocidos les dijeron que se trataba de una toma de rehenes y los dejaron llamar por celulares a sus familiares y a los medios de comunicación para alertar lo que les estaba pasando.
Pero en medio de las negociaciones, a las 14.15, unas once mujeres se retiraron del edificio rodeadas por efectivos del Grupo Especial de Operaciones Federales de la Policía Federal (Geof). Minutos antes de las 15, otra tanda de once personas, entre las que había un hombre, también fueron liberados.
Recién a las 16.30, las negociaciones que llevaron adelante agentes de la Geof llegaron a buen término. Un hombre de la policía que actuó como negociador salió de la casa con los brazos en alto y se acercó a sus compañeros. Luego varios efectivos del Geof avanzaron y rodearon la sede, tras lo cual los jóvenes, con sus cabezas cubiertas, fueron retirados del edificio, en medio de los insultos de los familiares de las víctimas.
A partir de ese momento, el resto de los rehenes, que superaba los 40, comenzó a retirarse en tandas de a diez. La policía cree que los delincuentes venían escapando de algún ilícito que todavía no pudo ser esclarecido. Pero que, ante el temor de ser atrapados, decidieron buscar refugio en la escuela de enfermería, donde no había ni dinero ni drogas, como en un principio se había especulado.
Según trascendió, uno de los intrusos era conocido como Pelado y trabajaría en el hospital. Su esposa, junto a sus dos hijos, habría alcanzado a llegar hasta el edificio de enfermería y dialogado con él para que se entregara en la primera parte de la toma de rehenes.
Pero Pelado se habría negado hasta que finalmente los negociadores terminaron por convencerlo. Lo cierto es que durante varios momentos de tensión los secuestradores, con sus rostros tapados, se asomaron a una de las ventanas posteriores del edificio, escudados detrás de las víctimas, y dialogaron con los policías. Incluso llegaron a colgar un cartel en la ventana donde se leía "Llamen" y el número de un teléfono celular.
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La Ciudad
