El Fondo Monetario Internacional (FMI) sumará 5 mil millones de dólares al blindaje financiero para sostener las reservas argentinas. Además, aportará otros 3 mil millones para apoyar un proceso de reestructuración "voluntaria" de la deuda. Como contrapartida, el gobierno de Fernando de la Rúa avanzará en la implementación de los acuerdos alcanzados ayer en Washington, tras 12 días de negociaciones. Estos puntos incluyen la aplicación a rajatabla del déficit cero, la modificación de la ley de coparticipación federal, la profundización de la reforma del Estado y el inicio de conversaciones para firmar un acuerdo comercial entre el Mercosur y Estados Unidos. El director gerente del FMI, Horst Köhler, anunció los términos del acuerdo a través de un comunicado emitido luego de una reunión (la segunda en dos días) que mantuvo el directorio del organismo, y como corolario de una jornada de tensión en los mercados. Una hora después, el presidente Fernando de la Rúa agradecía desde la Residencia de Olivos la confianza depositada por la comunidad financiera internacional en Argentina. "Esto distiende la situación y termina con la incertidumbre", dijo. Lo acompañaban el ministro de Economía, Domingo Cavallo, el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, y el canciller Adalberto Rodríguez Giavarinni, quienes durante toda la tarde siguieron desde Buenos Aires las negociaciones que en Washington llevaba adelante el viceministro de Economía, Daniel Marx. Cavallo confirmó que se trabajará junto con el Fondo y los países del G-7 en una reestructuración de la deuda, a través de canjes voluntarios de bonos. La presencia de Rodríguez Giavarinni y Colombo no era ajena a los resultados de las conversaciones. El canciller informó el inicio de conversaciones comerciales entre el Mercosur y Estados Unidos, y Colombo hizo referencia a la relación con las provincias. Dijo, en ese sentido, que está pautado el envío de un proyecto de ley de coparticipación al Parlamento pero aseguró que el acuerdo con el Fondo no implica una reducción de los recursos girados al interior ni un cambio unilateral en las reglas de juego. Desde Washington, Marx consideró que su tarea había finalizado luego de 12 días de negociaciones y anticipó que la ayuda financiera anunciada por Köhler abre las puertas a nuevos aportes, que podrían provenir del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo. El aporte de 8 mil millones, de los cuales 3 mil millones están destinados a apoyar una renegociación consensuada de la deuda, está lejos de los 15 mil millones de los que se hablaron al promediar las conversaciones. En todo caso, el sistema elegido para los desembolsos refleja la profunda desconfianza con la que los países ricos (socios mayores del Fondo) abordaron la discusión sobre la ayuda a la Argentina. El comunicado del FMI es una muestra de ese difícil consenso. Allí se explicó que "las autoridades están considerando la posibilidad de una operación voluntaria y basada en el mercado, para aumentar la viabilidad del perfil de la deuda argentina". Recién "cuando esas discusiones rindan su fruto", el organismo "estará listo para recomendar que se anticipen los 3.000 millones de dólares restantes". El comunicado añadió que "las autoridades argentinas se han comprometido a fortalecer el ajuste fiscal y asegurar que sea sostenible a mediano plazo mediante la aplicación plena de la ley de déficit cero". Esto implica la promoción de leyes para reformar la coparticipación federal "que ha sido una fuente significativa de rigidez e ineficiencia en las finanzas públicas", el endurecimiento de las leyes impositivas, la profundización de la reforma del Estado y el "fortalecimiento de los bancos públicos". El mecanismo elegido para conformar el paquete de asistencia fue el aumento de la cuota crediticia correspondiente a la Argentina, para volcarlo en un incremento del préstamo contingente aprobado a fines del año pasado cuando se firmó el blindaje financiero. A ese programa, que totalizaba una cobertura de 40 mil millones con los aportes de distintos organismos y gobiernos, el Fondo comprometió 14 mil millones (alrededor de la mitad ya se usaron). Los nuevos recursos irán a reforzar esa masa crediticia. La concesión de la ayuda fue demorada por las fuertes discusiones entre los principales socios del organismo, en torno del nuevo programa económico que debía cumplir la Argentina. El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O’Neill, quien adoptó la posición más dura en torno del caso argentino, dio ayer la bienvenida al acuerdo aunque advirtió que "es un paso más importante mientras trabajamos en una solución sustentable para los problemas de largo plazo de la Argentina". "Es crítico que la nueva ley de déficit cero se implemente vigorosamente", dijo.
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