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El pase del año

Si pensaste que se trata del Rafa ahora tratando de hacer un gol para la otra academia, o del fabuloso Equi, esquivando a un defensor de la Lazio y marcar su primer gol en Italia, te equivocaste viejo, y lejos. Te estoy hablando de Charly, ¡sí!, el más grande de todos, ese genio que se desliza como delfín en el agua, mirando de reojo el andarivel vecino, tratando de lograr su ansiada meta, el podio. Si, es Charly Franco, el de Rosario, aquel que no figura en el mercado de pases, ni tampoco es tapa de revistas especializadas, pero igualmente es un grande. Y hoy con una gran carga de esperanza y responsabilidad, dejó la pileta que lo vio nacer deportivamente, esa que le brindó todo, esa que con carpa armada nos hacía estremecer en cada entrenamiento o en cada competencia, al son del ¡vamos Charly!, en la inconfundible voz de Gustavo; sí, la pileta del viejo Club Teléfonos. Y también cómo olvidar los récords en el infantil Mar del Plata 98, esos que nos hicieron abrazar con el profe y llorar de alegría, eso no se puede olvidar, nunca se podrá olvidar. Y ahora, en tiempos de globalización, de clubes con economías destruidas, que no pueden sostener el deporte amateur, que los tiempos por venir serán más difíciles, él sigue poniendo el alma en la natación, él da un paso fundamental en su vida y se transforma en el protagonista del pase del año. Allá quedó Teléfonos, un hermoso tiempo, ahora está Central, ¡sí! la gloriosa academia lo recibe con los brazos abiertos, sabiendo que pondrá todo para ser el mejor, sabiendo que se suma a un gran equipo, donde las Mascia y los Schiaffi son figuras. Y allá quedó Gustavo Rojo, ¡un entrenador de aquellos!, y acá está Mario Gazzola, otro entrenador de primera. ¡Salud campeón!
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