La rehabilitación kinésica en pacientes con esclerosis múltiple debe ser adaptada a cada caso en particular. No puede realizarse un tratamiento estandarizado debido a la variabilidad con que se presenta, dependiendo de la forma y tiempo de evolución, los síntomas primarios y/o secundarios si los hubiese, y la discapacidad que genera en cada paciente en particular. El impacto a nivel social que tiene la enfermedad, depende de su actividad laboral y el ambiente en que vive.
El objetivo del tratamiento está dirigido a tratar los síntomas y además a disminuir el impacto social y la discapacidad.
La rehabilitación puede estar indicada para recuperar funciones que han sido dañadas. La rehabilitación es restaurativa y cuando se llega a un tope en el trabajo kinésico y no es posible recuperar funciones, la rehabilitación es de mantenimiento y está orientada a conservar los logros alcanzados y a prevenir complicaciones.
El primer paso en todo programa de rehabilitación es la evaluación, para eso se dispone de una batería de tests destinados a evaluar las discapacidades, la calidad de vida, el impacto social que tuvo la enfermedad y las características de los diferentes síntomas que puedan presentarse.
Las evaluaciones se realizan al inicio y al final del tratamiento y esto permite fijar metas adecuadas a las necesidades de cada paciente, teniendo en cuenta cuáles son sus expectativas.
En esclerosis múltiple coexisten diversos síntomas primarios, algunos de ellos son factibles de ser tratados por el kinesiólogo, como pueden ser la espasticidad, las parestesias o adormecimientos, las parálisis, el dolor, el temblor, los movimientos incoordinados y las alteraciones sensitivas.
Al hablar de síntomas debe hacerse una mención especial a la fatiga, que se puede presentar de diferentes formas y que para el 75% de los pacientes es uno de los factores más incapacitantes. La misma puede ser percibida como una falta de energía a nivel físico y mental que interfiere en sus actividades diarias, y se ve incrementada con el calor y la humedad (termosensibilidad).
Esta termosensibilidad que presentan los pacientes con esclerosis múltiple no sólo involucra a la fatiga sino a todos los síntomas, y es una de las manifestaciones más importantes que debe tenerse en cuenta cuando se implementa un programa de rehabilitación kinésica.
Tratamiento de la epasticidad
Uno de los síntomas que habitualmente se trata es la espasticidad, que se define como un aumento en el tono muscular, los músculos se presentan duros y poco sensibles al estiramiento o elongación. Esto impide realizar el movimiento de la parte comprometida.
Para tratar la espasticidad se realizan elongaciones en forma pasiva en la parte afectada, al inicio y al final de cada sesión. La técnica con frío es doblemente beneficiosa en este tipo de pacientes. Por un lado disminuye la espasticidad permitiendo al músculo mayor movilidad, y por otro, disminuye la fatiga causada por el ejercicio, mejora la coordinación y genera una sensación de bienestar influyendo sobre la termosensibilidad.
Para la aplicación de frío se utilizan compresas que pueden ser toallas humedecidas en agua helada, hielo triturado, bolsitas con gel refrigerante, o inmersiones en agua fría de la zona afectada. El tiempo que se utiliza es de veinte minutos, y el efecto dura por el resto de las sesión e incluso unas horas posteriores.
Durante la sesión kinésica se educa a los pacientes en la forma en que deben administrar sus actividades a lo largo del día. Se recomienda no realizar actividades físicas en las horas de más calor; que organicen el día de manera de tener un corto descanso en horas de la siesta; trabajar en ambientes frescos y con aire acondicionado en épocas de verano.
Durante la sesión, los ejercicios están dirigidos a mejorar la resistencia a la fatiga, se trata que se fatigue cada vez menos durante las actividades que realiza habitualmente. Es importante no sobreexigir al paciente, permitirle tomar descansos entre los ejercicios y comienzan a verse alteraciones en la realización del mismo o que el paciente tiene que realizar un esfuerzo mayor, se debe interrumpir.
En ocasiones se piensa que el paciente tiene pérdida de fuerza en los músculos comprometidos y la única forma de recuperarla es realizando un entrenamiento con pesas, pero esto es erróneo ya que lo único que se conseguiría es fatigarlo aún más y no estaríamos solucionando su problema. Sobre los músculos que no están afectados podemos trabajar con pesas, pero siempre atentos a la fatiga.
A veces el paciente presenta una incapacidad para realizar tal o cual movimiento y no se debe muchas veces a la falta de fuerza sino a una falta de coordinación en los músculos que realizan ese movimiento. Los músculos trabajan en conjunto, para que uno pueda realizar una acción se necesita que otro se relaje al mismo tiempo. Cuando esto no ocurre, el movimiento resulta incoordinado y es sobre esto hay que trabajar con ejercicios específicos.
Otro de los síntomas más frecuentes es la falta de equilibrio, que genera inestabilidad al caminar o al estar de pie. Esta inestabilidad compromete la independencia porque les impide desplazarse solos. Para esto se realizan trabajos en tablas de equilibrio, sobre pelotas, caminar esquivando obstáculos o en una superficie blanda, combinado con la aplicación de técnicas específicas. Es importante brindar al paciente seguridad para moverse solo.
Los síntomas primarios se pueden complicar y pueden aparecer dolor por alteraciones posturales, contracturas, rigidez en las articulaciones y atrofia por inactividad. Así como se trabaja sobre los síntomas, también se actúa sobre la discapacidad directamente, enseñándole como darse vuelta en la cama de una manera más fácil, sentarse o pararse.
La rehabilitación del paciente es constante, de nada sirve que concurra a las sesiones dos o tres veces a la semana y luego en su casa no realice ninguna actividad física.
Rehabilitar también significa educar y para ello se necesita la colaboración del paciente.
\Natalia Parmini(Kinesióloga) \Geraldine Luetic (Neuróloga) \