Apostando a la prevención en el área de la salud bucal, y en consideración a los objetivos sociales que deben priorizarse en este campo, la Facultad de Odontología de Rosario ha diseñado la carrera de especialista en Ortodoncia y Ortopedia Funcional, que comenzará en octubre próximo.
El criterio esgrimido en el diseño de la misma aspira a lograr no sólo la excelencia técnico-científica en la formación profesional de la especialidad, sino también a jerarquizar al máximo el área preventivo-interceptiva de la misma, con el objeto de formar especialistas que, concientizados en la importancia de la detección precoz, logren en un futuro, la cobertura de un mayor número de niños portadores de maloclusiones y alteraciones faciales, contribuyendo con ello al mejoramiento de la salud general de la población.
A tal efecto, este sábado, el 1º y el 8 del mes próximo, se efectuarán reuniones informativas destinadas a clarificar aspectos relacionados con la nueva especialidad.
El término ortodoncia es relacionado comúnmente con el alineamiento dentario y/o la estética facial, pero, en realidad, la especialidad que se ocupa de estos problemas abarca un campo mucho más amplio que el que sugiere la interpretación popular.
En la actualidad, la ortodoncia se puede definir como "la disciplina que se ocupa del diagnóstico, intercepción y/o corrección de las alteraciones que afectan las estructuras dentoesqueletales que conforman el tercio inferior de la cara (dientes y huesos maxilares)".
Para comprender el origen de estos problemas, debe recordarse que la boca es el órgano donde residen funciones vitales tales como la masticación, respiración, fonación y deglución. Cuando alguna de estas funciones se altera, se afecta el desarrollo de la oclusión (normal interdigitamiento de las piezas dentarias al cerrar la boca), en respuesta a un principio biológico básico de equilibrio morfológico-funcional.
Inversamente, las alteraciones oclusales inciden en el normal desarrollo de las mencionadas funciones, perjudicando, indirectamente, la salud general del individuo.
La mayor parte de los problemas que afectan la oclusión y huesos maxilares se originan por perturbaciones del mencionado equilibrio. Sólo un pequeño porcentaje proviene de alteraciones hereditarias y/o congénitas. Dentro de la disciplina ortodóncica, existen diversas posibilidades de tratamiento.
Corrección y normalización
En edades tempranas, el tratamiento es enfocado prioritariamente hacia el control de la forma, tamaño y dirección de crecimiento de los huesos maxilares, a través de la corrección y normalización de las perturbaciones funcionales que dan origen al problema. Este tipo de tratamiento, secundariamente, está dirigido a la corrección de las piezas dentarias.
Las terapias utilizadas en este período de la vida, se denominan ortodoncia interceptiva y ortopedia funcional. En ellas se trabaja, generalmente, en equipo con el otorrinolaringólogo, fonoaudiólogo y deportólogo, entre otros.
Cabe señalar que, gran parte de la patología que se observa en el adulto (por ejemplo, la facie adenoidea), podría haber sido interceptada y evitada con tratamiento ortodóncico/ortopédico precoz. Muchos prognatismos (mandíbula grande), podrían haber sido previstos con la simple extirpación de amígdalas de excesivo tamaño. Algunos mentones retruidos, se hubieran evitado corrigiendo o controlando la respiración bucal y la postura encorvada que adopta el niño que sufre ese problema.
Por el contrario, cuando las alteraciones dentoesqueletales son detectadas y encaradas tardíamente, sólo pueden ser tratadas mediante la ortodoncia tradicional, reduciéndose sus objetivos al mejoramiento de la oclusión y al alineamiento de los dientes. Es decir, una vez finalizado el crecimiento, el tratamiento se limita exclusivamente al aspecto dentario. En el adulto, las alteraciones esqueletales que afectan los maxilares deben ser solucionadas mediante cirugía maxilofacial.
En lo que respecta a la frecuencia, podría pensarse que los problemas ortodóncicos son esporádicos o casuales. Todo lo contrario. Al recorrer la literatura, se obtienen datos que demuestran la enorme prevalencia de estas alteraciones a nivel mundial. Estudios realizados en Estados Unidos, Suecia y Dinamarca demuestran que un 79%, 90% y 77% respectivamente de sus poblaciones, son portadoras de maloclusiones.
En Argentina, a partir de un trabajo realizado en la Cátedra de Ortodoncia de la Facultad de Odontología de Rosario, se detectó una prevalencia del 62%. Si se considera que la tercera parte de la población (12.000.000) está representada por niños y adolescentes en época de crecimiento, basándose en la prevalencia hallada se puede establecer con suficiente aproximación que, en nuestro país, existen 6.500.00 de niños y adolescentes que sufren estos problemas.
La sofisticación tecnológica necesaria para el tratamiento de los mismos, el tiempo prolongado que ello insume, además de la compleja especialización que requiere un profesional para poder solucionarlos, hacen de la ortodoncia un procedimiento médico de elite, sólo aplicable a una franja mínima de población.
Por el contrario, el tratamiento ortodóncico-ortopédico precoz, al interferir tempranamente en el desarrollo de las maloclusiones, emplea terapias simples, que pueden ser ejecutadas con aparatología más económica, además de insumir tiempos más cortos al profesional que las aborda. Estas son las razones por las que estos tratamientos resultan en general, menos costosos y, lo que es más importante aún, de mejor pronóstico.
(*) Directora de la especialidad