La autoestima no significa llenarse de soberbia, sólo pensar positivamente. Es simple, en vez de hacer el inventario de los puntos débiles, conviene hacer la lista de las mejores dotes. Trabajar la idea de cambiar todo aquello que disgusta, sea del físico o la personalidad.
No conviene relacionar la autoestima con el perfeccionamiento, sin aceptar las carencias, en el intento por resolver estas de modo impecable se hunde en una ciénaga, se subestima. Si carece de un concepto realista acerca de la propia persona y vive compitiendo consigo mismo para ser siempre un número uno, se está sobreexigiendo y será difícil elevar su autoestima.
La propia valoración está relacionada con la perseverancia, con saber pelear la vida con fuerza. Aquel que se subestima es débil frente a los escollos y renuncia con facilidad.
La voluntad también es un factor muy importante, tiene que existir la motivación que es el accionar de lo que deseamos hacer.
Proceso de cambio
De acuerdo con una nueva disciplina científica, la psiconeuroinmunología, la salud está estrechamente relacionada con el estado de ánimo. Los sentimientos de pesimismo, impotencia y desesperanza debilitan el sistema inmunológico y nos volvemos presa fácil de los gérmenes oportunistas. Si bien es cierto que la autoestima es una pieza clave en todas las esferas de la vida, en el campo laboral es sin duda un elemento importante porque queriéndonos trabajamos desde una posición de seguridad.
Son muchas las técnicas que permiten comenzar a elaborar un proceso de cambio, y muchos los profesionales y terapeutas que las ofrecen. Primero consultar con el médico y luego actuar positivamente según la elección.
(*) Master en Yoga Científico