Uno de los más dramáticos finales en un torneo se vivió el último domingo en el 83º Campeonato de Profesionales de los Estados Unidos, en el Atlanta Athletic Club, donde el estadounidense David Toms, de 34 años y oriundo de Luisiana, salió del anonimato y se quedó con el título tras postergar a Phill Mickleson.
A medida que transcurrían los hoyos de la última vuelta, prácticamente se transformó en un match play entre Toms y Mickleson, quienes llegaron al hoyo 18 con un solo golpe a favor de Toms.
Allí, el ganador jugó un drive bastante corto y tuvo que tomar la decisión del campeonato: pasar la laguna o jugar a buena -había 24 yardas de vuelo, la pelota estaba más arriba que los pies del jugador y se encontraba en el primer corte del rough-.
Toms arrimó a la laguna y con un wedge de 85 yardas ubicó su tercer tiro a tres metros del hoyo. Mickleson dejó corto su putt para birdie y Toms selló el duelo embocando por la mitad del hoyo.
"Lo primero que pasó por mi mente cuando Toms ejecutó su putt fue aquel golpe de Payne Stewart, en Pinehurst en 1999. El también terminó superándome por un golpe", sentenció Phill Mickleson.
Y agregó: "Tuve el mismo sentimiento y no tuve dudas de que la pelota adentro", recordando la situación similar en el Open de 1999.
Primer torneo grande
Toms, quien está en el profesionalismo desde 1989 y ganó cinco torneos en el Tour Americano, se adueñó de un cheque de 96.600 dólares y la gente premió su valentía y su baustismo de fuego como ganador de un torneo mayor.
No era una derrota más. Para Mickleson se trataba de otra gran oportunidad perdida en su postergado objetivo de lograr el primer título mayor de su vida.
Indudablemente, los problemas de los fantasmas de la presión en su contra le jugaron una mala pasada.
Mikleson posee el talento necesario como para pelear los finales de un torneo de los grandes, pero también arrastra un estigma que crece a medida que transcurre el tiempo y ninguno de sus 19 títulos corresponde a uno de las denominadas competencias mayores.
Dos terceros puestos en el Masters (1996 y 2001) y uno en el PGA (1994), un puñado de títulos top ten y aquella oportunidad en el abierto de Estados Unidos de 1999, cuando el recordado Payne Stewart embocaba a cinco metros y lo sacaba de un probable desempate, son los máximos galardones de Mickleson.
"Seguiré peleando y algún día será el turno de ganar mi primer torneo mayor", sentenció Phill Mickleson.