Año CXXXIV
 Nº 49.215
Rosario,
martes  21 de
agosto de 2001
Min 5º
Máx 21º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Derivaciones de un caso de justicia por mano propia
Reclaman por la investigación de la muerte de un asaltante
Familiares de la víctima cuestionan la carátula judicial de homicidio culposo

Ariel Etcheverry

Un caso de justicia por mano propia, en el cual un delincuente fue perseguido casi 100 metros y ultimado de un balazo por la espalda, podría quedar resuelto para la justicia como un homicidio culposo, es decir que su autor no tuvo intenciones de matar. Los familiares del hombre muerto no están conformes con esa calificación ya que está probado en el expediente que la víctima estaba desarmada y que fue baleada desde atrás luego de haber robado sólo 12 pesos en un video club. Por tal motivo piden que se reabra la investigación del caso y convocan a testigos para que declaren en el juzgado correccional de Horacio Benvenutto.
El episodio sucedió hace más de dos años. El 21 de julio de 1999, alrededor de las 19, Alejandro Fabián Messineo, de 31 años, y un cómplice que portaba un arma de fuego, entraron a robar en un videoclub de Gaboto 2870, en el barrio Carlos Casado. En ese local se encontraban el dueño, Carlos Cayetano Lucía; Roberto Maximiliano Mastro, conocido del primero, y otro hombre que no fue identificado en su momento.
En un rápida acción, los delincuentes se apoderaron de 12 pesos que había en la caja y del teléfono celular de una de las personas que estaban allí. Según lo informado por la policía en aquella oportunidad, Lucía extrajo un revólver Pucará calibre 32 y puso en fuga a los asaltantes, que salieron corriendo por Gaboto en dirección al oeste. Detrás de ellos salieron el dueño del video y Mastro, quien también estaba armado: esgrimía un Bersa calibre 22. Según contaron testigos del hecho, se escucharon cuatro disparos mientras se desarrollaba una breve persecución.
Uno de los ladrones, supuestamente el que llevaba el arma de fuego, pudo escapar y jamás fue identificado, y mucho menos detenido. En cambio, Messineo recibió un balazo disparado por Mastro a la altura de la sexta vértebra cuando ya estaba en la esquina del pasaje Labroca y Londres, a unos cien metros del video club asaltado. El proyectil lo dejó cuadripléjico y a los ocho días murió en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez. En tanto, Mastro quedó detenido en la seccional 18ª acusado a partir de ese momento de homicidio.
La investigación de caso quedó a cargo de la jueza de instrucción Susana de Pigliacampo, quien en base a los indicios que reunió en su momento se declaró incompetente para resolverla. La magistrada entendió que el suceso fue un "homicidio culposo" (matar a alguien sin tener intención) y giró todas las actuaciones ámbito correccional, donde se dirimen ese tipo de delitos. Como esa imputación es excarcelable y Mastro no tenía antecedentes penales, fue dejado en libertad mientras se desarrolla el proceso. Actualmente, el expediente se encuentra a cargo del juez Benvenutto, quien estaría a punto de dictar sentencia.

"Lo mataron como un perro"
El caso presenta aristas oscuras. Y una pregunta que surge de inmediato sería: ¿Alguien puede no tener intenciones de matar a un ladrón desarmado, al perseguirlo y dispararle varios balazos desde atrás? La resolución de Pigliacampo al entender que no hubo premeditación no encaja con la reacción que tuvo Mastro de perseguir a un hombre indefenso que sólo había robado un teléfono celular y 12 pesos. Tampoco se pudo explicar por qué dos personas, una de las cuales estaba aparentemente en forma circunstancial en el videoclub, estaban armadas.
Pedro Messineo, padre del ladrón abatido, entiende que a su hijo lo mataron "como a un perro". Con todo el dolor en el alma, Pedro admite que Alejandro tuvo antecedentes por robo y que incluso estuvo detenido en la cárcel de Coronda, pero afirma que eso no es motivo para que lo fusilen por la espalda. "Mi hijo estaba desarmado, le dispararon desde atrás, no estaba en condiciones de lastimar a nadie y ni siquiera tenía oportunidad de defensa", remarcó Messineo padre.
El hombre jura que su hijo estuvo envuelto en robos, pero jamás lastimó a una persona. "No era una persona peligrosa. El día del robo no sé qué le pasó como para entrar a ese videoclub. Pero lo cierto es que le pegaron un tiro por la espalda sólo porque se llevó 12 pesos. Lo más triste es que la jueza (por Pigliacampo) nunca me atendió y decía que mi hijo era peligroso. ¿Cómo va a ser peligroso cuando no tenía armas?", se pregunta.
Pedro sabe que cuenta con pocas posibilidades de que la muerte de su hijo se aclare. Y por eso pide que los testigos que hayan visto algo de lo que ocurrió aquel día de julio del 99 en Labroca y Londres se presenten en el juzgado de Benvenutto. "No fue un accidente, ni tampoco un acto en legítima defensa de Mastro. Fue un asesinato a mansalva y tiene que aclararse", aseguró.



Messineo sigue buscando testigos del hecho.
Ampliar Foto
Diario La Capital todos los derechos reservados