Mariano Bereznicki
Presente triste y oscuro para uno. Panorama alegre y claro para el otro. Dos realidades distintas y objetivos muy diferentes entre sí. Pero más allá de la ubicación que ocupan en las posiciones hoy en día, en la primaveral tarde de ayer, El Torito y el ascendente Coronel Aguirre igualaron 2 a 2 en la histórica cancha de Sparta. Los locales aún no han logrado saborear ningún triunfo tras siete jornadas. De seguir así, el equipo de Ariel Cozzoni estará condenado a seguir anclado en el fondo de la tabla por mucho tiempo. Ilusionaron a su gente por un rato. Pero cuando el delantero visitante Diego López Benítez clavó el 2 a 2 apareció nuevamente el silencio y volvieron a abrirse los interrogantes. Eso mismos que lo vienen azotando desde hace un par de fechas. Es que El Torito venía de hacer un buen papel en el Apertura. Pero desde que empezó el Clausura no logra levantar cabeza. Y Coronel Aguirre, que viene en alza, aprovechó este mal momento para arrebatarle un punto en su cancha. A pesar de sus notorias limitaciones, El Torito jugó un buen segundo tiempo. Y no solamente porque revirtió el marcador, sino además porque mostró ciertas intenciones para respetar la pelota. Pero antes hubo un primer tiempo bastante mediocre. Donde fue Coronel Aguirre quien abrió la cuenta en su única oportunidad que tuvo a través de un cabezazo del delantero Sergio Fuentes. El complemento fue muy distinto a lo poco que había sucedido en la primera parte. Porque los locales salieron a atacar de entrada y tuvieron su premio cuando Diego Amaya recogió un rebote y lo cambió por el 1 a 1. Pero El Torito seguía mostrando hambre y necesidad de triunfo. Y por un momento lo consiguió. Fue cuando Claudio Vélez ejecutó un tiro libre desde la mitad de la cancha y pudo, en gran complicidad con el arquero Tata, marcar el 2 a 1. Hasta acá, todas eran risas y abrazos entre los hinchas naranjas. Pero esas sonrisas se esfumaron tres minutos más tarde, que fue cuando el ingresado López Benítez anotó el 2 a 2. Y otra vez volvieron a aparecer las caras largas y los ojos perdidos en los seguidores de El Torito. No había caso, su equipo estaba nuevamente privado a una victoria.
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