De buen humor y confiado, el alemán Michael Schumacher no duda en demostrar que tiene un único objetivo para mañana en Budapest: coronarse campeón mundial de la Fórmula 1 por cuarta vez. Y por lo pronto, ayer fue el más veloz en los ensayos. Schumacher marcó un tiempo de 1m 16s 995c en el sinuoso trazado de Hungaroring, que muchos pilotos comparan con el de Mónaco. Segundo fue su compañero de equipo, el brasileño Rubens Barrichello (1m 17s 290c), mientras que la tercera y cuarta plazas fueron para los McLaren-Mercedes de Mika Hakkinen y David Coulthard, respectivamente. La sesión se desarrolló prácticamente sin incidentes, y sólo tuvo que detenerse por unos instantes después de que varias piezas del bólido de Coulthard quedaran esparcidas por la pista tras rozar con uno de los bordillos. "Cuanto antes mejor", es la divisa del piloto de Ferrari, a las puertas de lograr el título con una anticipación nunca vista en su carrera. Sin embargo, está lejos de dormirse en los laureles. "Ni se me pasa por la cabeza tomarme vacaciones tras el título. Para eso hay tiempo suficiente en el invierno", asegura el alemán, que ve a su hermano Ralf como principal contendiente por el título en 2002. Uno de los focos de atención de la jornada era ver al alemán Heinz-Harald Frentzen y al francés Jean Alesi con sus nuevos equipos, después de la polémica desatada por el despido del germano de Jordan, que al final se convirtió en un intercambio de pilotos con Prost. Ambos se dedicaron más a habituarse a sus nuevos monoplazas que a marcar rápidos tiempos. Así, Alesi fue decimonoveno con el Jordan y Frentzen vigésimo con el Prost. El español Pedro de la Rosa fue decimoquinto con su Jaguar, con un tiempo de 1m 21s 204c, seguido a siete milésimas del colombiano Juan Pablo Montoya, de BMW-Williams. El brasileño de Arrows Enrique Bernoldi fue decimoséptimo con 1m 21s 304c, mientras que su compatriota Luciano Burti, con Prost, fue vigésimo. Como es habitual, las dos últimas plazas fueron para los Minardi de Fernando Alonso y Tarso Marques. Schumacher llega al décimo tercer Gran Premio de la temporada con 84 puntos y 37 de ventaja sobre su más inmediato rival, el escocés David Coulthard. El domingo deberá sumar sólo tres puntos más que el escocés para consagrarse campeón por cuarta vez tras 1994, 1995 (ambas con Benetton) y 2000. De ser así, los Grandes Premios de Bélgica, Italia, Estados Unidos y Japón podrían tornarse aburridos, algo que para Bernie Ecclestone, el hombre fuerte de la Fórmula 1, se traduce en caídas de la audiencia televisiva. El último antecedente de un título definido con tanta anticipación es de 1992, con el inglés Nigel Mansell consagrándose en Budapest. Schumacher dice no estar nervioso. Utilizó las dos últimas semanas para recuperarse del abandono de la última carrera y se ocupó lo justo del campeonato. "Algunas cosas cambian, pero tampoco es tanto", dijo el piloto respecto de la presión externa. "Correr es algo que me da placer", explicó Schumy antes de guiñar un ojo acompañando una broma: "Pero en el auto tiemblo". La verdad es que más relajado no puede estar. Vestido a la moda con pantalones tres cuartos y sonriente y amable en su diálogo con el equipo y la prensa, después de los ensayos, Schumacher delata que está tranquilo y que el título está al caer. Su camino hacia la coronación parece este año un paseo, aunque el propio Schumacher intente negarlo. "Nunca estuve en la situación de poder ser campeón ya en Hungría. Y queda la pregunta de si el campeonato fue realmente fácil", dijo, antes de responderse a si mismo: "Hasta las dos primeras carreras "fue un trabajo bastante duro".
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