Carla Rizzotto
"Hay industrias que están arrojando cromo y cianuro a las calles de la ciudad y a los desagües pluviocloacales que desembocan en el río Paraná. Y la población está en riesgo directo con este veneno". Con estas palabras, el subsecretario de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de Santa Fe, Lorenzo Domínguez, denunció que "pequeñas, medianas y grandes empresas de Rosario y su zona vacían constantemente metales pesados en concentraciones peligrosas". Las declaraciones del funcionario están fundamentadas en un diagnóstico que se realizó en los últimos años; sin embargo, con el proyecto del mapa ambiental -que se presentó ayer- se podrá hacer un relevamiento más exhaustivo de la calidad ambiental de las industrias. De las 68 empresas de categoría C -industrias con efluentes peligrosos como el cromo o el cianuro que fueron relevadas en Rosario-, se detectó que 23 arrojan sus residuos a los desagües cloacales, 16 descargan en las zanjas y dos lo hacen en pozos. Mientras que nueve industrias cerraron por motivos que van más allá de los residuos tóxicos, tres debieron clausurar la descarga cloacal y 15 ya fueron controladas por Medio Ambiente provincial. "Tenemos que integrar esta información con un nuevo relevamiento, que será el mapa ambiental de Santa Fe, para volcarla en una base de datos y controlar de esta forma a las empresas de la región", dijo ayer a la La Capital Domínguez. La declaraciones fueron hechas en el marco del lanzamiento del proyecto del mapa ambiental y después una reunión en la que participaron representantes de los organismos ambientales del municipio y la provincia. -¿Cuáles fueron los resultados del encuentro? -Fueron altamente satisfactorios porque nos sentamos con las autoridades del área de medio ambiente de la Municipalidad de Rosario y logramos congeniar pautas para trabajar en conjunto. -¿Hasta hoy (por ayer) nunca habían trabajado con el municipio? -No, por eso ahora decidimos unificar nuestros esfuerzos. No queremos que pase como el año pasado, cuando nos encontramos en conflicto por si el agua del Paraná tenía materia fecal o no. Las diferencias políticas deben ser tratadas en el marco político, no podemos tener a la población de rehén. -¿Cuántas industrias hay en este momento que están arrojando sustancias tóxicas? -En Rosario hay 41 industrias de categoría C que utilizan metales como cromo y cianuro en concentraciones peligrosas, que van a parar a la calle o a los desagües pluviocloacales, que desembocan en el río. Las que más afectan son las curtiembres y las galvanoplastias. -¿Qué riesgo corre la población? -Depende de la volatilidad de la sustancia. El cromo es más difícil que afecte directamente a las personas porque tendrían que tomarse el agua contaminada con este producto para intoxicarse. Pero el cianuro se respira, cosa que es imposible controlar. -Y cuando estas sustancias llegan al río, ¿afectan de alguna manera a los bañistas? -El río tiene un caudal medio de 20 mil metros cúbicos por segundo a la altura de Rosario. La dilución es tan enorme que este puñado de empresas no impactaría en el agua. Pero este no es un dato tranquilizador ni un criterio que tengamos que adoptar, porque tener un río muy grande no significa que debamos tirarle cualquier cosa. -¿Las industrias grandes arrojan mayor cantidad de sustancias contaminantes que las pequeñas? -No siempre, porque muchas industrias internacionales se advirtieron hace más de diez años sobre el control ambiental, por eso empezaron a verificar antes las normas de calidad. Y este proceso en general no llegó a las pequeñas y medianas empresas. Pero están los empresarios que reconocen que están cometiendo una infracción y los que lo niegan. -¿Cuáles son las sanciones para aquel que lo niega? -Cuando detectamos que el efluente tiene una alta gravedad tóxica hacemos la denuncia judicial y eventualmente clausuramos la boca.
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