Rodolfo Bella
Henny Trayles y Ricardo Talesnik presentan "Ensayo de pareja" hoy, a las 21, en el teatro Empleados de Comercio, Corrientes 450. El espectáculo, que volverá a subir a escena mañana, a las 19, está constituido por escenas de un matrimonio de actores que ensaya los sketches de su próximo show. Las referencias a la realidad se filtran en el relato que hace el autor acerca de la trama de la obra. De hecho, ficción y realidad aparecen también conjugados con humor en el relato que ofrece el espectáculo de la fecunda relación afectiva y profesional que une a Talesnik con Trayles desde 1974.
-¿Qué cambió de la idea original concebida en 1983?
-Fue un poco autorreferencial. En aquel momento era todo el tiempo más monocorde, agresivo, competitivo. Ahora es una relación con más matices, más real y consensuada y además el texto está actualizado.
-¿Cómo se refleja esa relación en escena?
-Esto empezó con "Traylesnik", en el 74. Yo estaba bastante de moda después del éxito de "La fiaca" y Henny era la actriz que iba a tener su espectáculo... Yo tomaba un rol muy totalizador, de director, escritor... y ella iba a ser la actriz que se iba a someter mansamente... y no fue así... (risas).
-¿Por qué no se dio antes "Ensayo de pareja"?
-Lo hicimos mucho tiempo afuera, pero cuando volvimos nos separamos. Esto es una deuda, no sólo profesional, sino también con nuestra relación, con poder hacer algo nuestro y que nos expresara; con ser capaces de estar ensayando como gente adulta.
-¿Qué es lo que define un éxito como fue "La fiaca"?
-Fue algo insólito. Se dio en 36 países. Se estrenó en una salita de San Telmo, sin manager, sin padrino, sin promotores, sin manija en la tele. La idea produce mucha identificación, tiene gracia, tiene sentido, es fuerte, observa cosas de la cotidianidad, de la sociedad. También fue el momento. Estaba (Juan Carlos) Onganía, en el 68 había estallado el mayo francés, era como que venía en la ola de la protesta. Hay algo en romper la rutina, en hacer lo que uno teme. Creo que el tema esencial es enfrentar el miedo y atreverse a hacer lo que uno nunca hizo.
-¿Cómo viviste trabajar durante el gobierno militar?
-Estábamos muy metidos en lo nuestro. Yo tenía muchos amigos militantes y en el 60 era un simpatizante de ciertas ideas de izquierda. Pero en el 71 ya esperaba otra cosa: no me conformaban esas ideas para explicarme el ser humano. Hoy se dice "cómo no vas a saber lo que estaba pasando". No, no sabía lo que estaba pasando. De hecho una vez fui personalmente a reclamar a la Side una supuesta prohibición de la que me enteré en Canal 11.
-¿Qué opinión tenés de la producción de los nuevos dramaturgos?
-Nunca me gustó la vanguardia, ni la de mi época. Sólo voy a ver un espectáculo cuando me atrae la idea. Conozco o ví algunas cosas de Jorge Accame ("Venecia"), Daniel Veronese (de El Periférico de Objetos), Ricardo Bartís, Javier Daulte o Alejandro Tantanian.
-¿Cómo evaluás tu paso por la televisión?
-En "Mi cuñado" me sentí siempre muy valorado y respetado como autor, cosa muy difícil de lograr hoy para un autor individualmente. Ahora estoy como coordinador autoral en "Poné a Francella" (Canal 5, los miércoles a las 21), con un equipo de gente muy talentosa.
-¿Qué te distingue como autor?
-Creo que estoy en un punto intermedio entre la popularidad y la intelectualidad, pero lo que me distingue es reírme de mi mismo. Eso es bastante excepcional y no lo hacen los autores de acá, ni los de prestigio ni los populares.
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La Ciudad
