Año CXXXIV
 Nº 49.211
Rosario,
viernes  17 de
agosto de 2001
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Piquetes. Unas 200 personas fueron al acto de cierre en Rosario
La protesta terminó con el ánimo alto
Los organizadores destacaron la convicción de los manifestantes para resistir, pese al mal tiempo

Walter Palena

La culminación de la medida de fuerza piquetera encontró palabras y gestos de satisfacción por el deber cumplido entre los manifestantes y dirigentes que durante 72 horas acamparon en la esquina de Oroño y Batlle y Ordóñez, el lugar donde se centralizó la protesta rosarina.
Cerca de las 10 de ayer, unas 200 personas se internaron en la carpa ubicada en el cantero central del bulevar para cerrar con un breve acto los tres días consecutivos de protesta, mientras afuera la lluvia caía cada vez más fuerte y un grupo de policías mantenían las miradas vigilantes.
"El ánimo siempre estuvo intacto. Se discutió si cortábamos media calzada o la calle entera, pero lo único que no se puso en duda fue la convicción para estar todos juntos durante los tres días", fue la frase que eligió Julio López, dirigente de la CTA, para trazar el balance que arrojaron las 72 horas de protesta. A su lado, el asesor legal de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), Marcelo Lesgart, acotó: "La zona sur fue testigo del polo de unidad contra el ajuste".
Los líderes de la movida aseguraron que unas 2.500 personas pasaron por el campamento que montaron los manifestantes durante los días en que duró la protesta contra las medidas de ajuste del gobierno nacional, en reclamo de más planes Trabajar y por la liberación de todos los dirigentes sociales.
Antes de viajar a Buenos Aires para participar del acto central en Plaza de Mayo, López anticipó que la delegación rosarina asistirá el 4 de septiembre al congreso piquetero que, en La Matanza, analizará la posibilidad de intensificar las protestas y no descartó que los próximos piquetes se lleven a cabo "por tiempo indefinido".
La numerosa cantidad de personas que se acercó al piquete sirvió para que los líderes de la protesta retrucaran el argumento del gobierno en el sentido de que la gente sólo asiste por la coacción que ejercen los dirigentes. "Lo que se vivió acá destierra el mito de que vienen obligados. Los moviliza el hambre, la desocupación y la miseria de este modelo económico", justificó Alberto Orellano, referente de la CCC.
Los dirigentes no dejaron de remarcar el estoicismo de cientos de mujeres y niños que se mantuvieron firmes pese al mal tiempo. "Esta gente está acostumbrada a vivir entre la lluvia y el barro. No debe sorprender a nadie que no hayan bajado los brazos en ningún momento", sentenciaron.


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