Cuatro delincuentes asaltaron un depósito de garrafas de barrio Arroyito, redujeron a la familia del titular del negocio y desaparecieron sin llamar la menor atención con 6 mil pesos en efectivo y a bordo de un Volkswagen Pointer muy similar al utilizado en varios robos ocurridos en lo que va del año, en los cuales también participaron cuatro hombres armados y vestidos con uniforme policial. En este caso, la ropa que utilizaron los asaltantes no guardaría relación con los casos anteriores, pero fuentes de la investigación sospechaban que podrían ser las mismas personas.
El atraco ocurrió ayer, alrededor de las 12.30, en el local Gas San José, ubicado en Reconquista 1598. La banda actuó rápidamente y en forma sincronizada. Los delincuentes llegaron en un Pointer "clarito", según contaron algunos testigos, que dejaron estacionado en la calle frente al negocio. Primero bajaron dos hombres que llevaban sus rostros descubiertos y que vestían ropa tipo "Ombú" color celeste. "Parecían vestidos con ropa de trabajo", dijo un vecino que sólo pudo verlos cuando huían y se enteró del robo cuando llegó la policía.
Antes de ir hacia el depósito bajaron del coche una garrafa para fingir que iban a comprar. Cuando José Sánchez, el propietario del establecimiento, les abrió la puerta, apareció el resto el resto de la banda. Arma en mano y a cara descubierta, los delincuentes redujeron al dueño y le pidieron el dinero que tenía guardado. Pero al parecer, como el comerciante se negó a entregárselo o directamente les dijo que no tenía plata, los maleantes lo tomaron de un brazo y se lo llevaron para la planta alta del local, donde se encuentra la vivienda particular de Sánchez.
Un almuerzo suspendido
Allí estaban la esposa y los dos hijos del comerciente (una nena y un varón de 10 y 8 años). Cuando estaban en medio del almuerzo y los chicos se preparaban para ir a la escuela, irrumpieron de un portazo los delincuentes con Sánchez tomado del brazo. La mujer y chicos fueron obligados a tirarse al piso, debajo de la mesa, y el comerciante llevado de un lado para el otro de la casa para que indicara dónde estaba el dinero. En ese momento Sánchez fue golpeado un par de veces en represalia por su "falta de colaboración".
Entonces, el comerciante tuvo que entregar el dinero, unos 6 mil pesos en total, y los ladrones huyeron de la casa, pero antes dejaron a sus ocupantes atados con precintos de plásticos.
Un vecino del depósito, mecánico de profesión, contó que presenció cómo se retiraban cuatro hombres del local y se subían a un Volkswagen Pointer plateado, y aseguró que no le habían llamado la atención.
"Estaban vestidos con ropa de trabajo. Aparecieron caminando, con una garrafa en las manos que cargaron en el baúl del Pointer. No me llamaron la atención porque siempre hay movimiento. Gente que llega constantemente a comprar y después se retira con su garrafa", comentó el testigo.
La noticia del asalto a Sánchez corrió como reguero de pólvora y en pocos minutos varios colegas de la víctima se llegaron hasta el lugar para saber si la familia había sufrido alguna consecuencia grave.
"Nos vuelven locos. En la calle a los repartidores les piden un peaje, ya sea dinero o directamente una garrafa. Hay lugares, como Rivarola al fondo (en el extremo oeste de la ciudad) o algunos tramos cercanos a la avenida de Circunvalación, en los que no si pagás dos o cuatro pesos sos candidato a que te boleteen", remarcó indignado un garrafero amigo de Sánchez.