De acuerdo a un artículo publicado en el Sao Paulo Medical Journal, expertos de la Unidad de Investigación sobre Alcohol y Drogas de la Universidad Federal de San Pablo afirman que, aunque muchos restaurantes poseen áreas para fumadores y no fumadores, la división ofrece sólo una protección relativa. En efecto -a través de un estudio- se observaron altos niveles de monóxido de carbono en un grupo de mozos no fumadores expuestos laboralmente al tabaquismo.
La exposición ambiental al humo del cigarrillo es un riesgo para la salud que causa preocupación a titulares y empleados de bares y restaurantes. El nivel ambiental de humo en esos lugares era entre 1.6 y 2.0 veces mayor que en otros sitios de trabajo, y 1.5 más elevados que en hogares con al menos un habitante fumador.
El tabaquismo pasivo aumenta el riesgo de cáncer de pulmón y cardiopatía isquémica, en consecuencia, muchas ciudades han legislado normas que restringen el permiso para fumar en algunas áreas. La ciudad de San Pablo cuenta con un decreto que prohibe fumar en restaurantes. Antes de su implementación los expertos midieron los niveles de monóxido de carbono espirado en meseros, antes de un día normal de trabajo y después de él.
Exposición prolongada
La evaluación incluyó a 15 restaurantes con más de 50 mesas o con capacidad para 100 cubiertos como mínimo. Cien meseros que no habían fumado en el último mes accedieron a participar de la investigación. Antes de iniciar su jornada laboral, cada uno respondió un cuestionario acerca de antecedentes de tabaquismo, exposición al humo del tabaco en las últimas 24 horas y preguntas generales sobre la salud.
El nivel de monóxido de carbono espirado fue medido con un dispositivo portátil en un lugar del restaurante alejado de ventanas, puertas, ventiladores y equipos de aire acondicionado. Al finalizar el día de trabajo, la medición fue repetida.
Ninguno de los participantes ni de los controles presentaba niveles de monóxido de carbono previos superiores a 8 ppm, considerado un valor normal para no fumadores. Después de un promedio de 9 horas de exposición, las mediciones aumentaron a más del doble entre los mozos. Se observó una importante correlación entre los niveles detectados después de la exposición y el número de mesas disponibles para fumadores.
Los expertos sugieren que, para promover la prohibición de fumar en restaurantes, los empleados deberían exigir una compensación por los efectos perjudiciales de la exposición prolongada al humo del tabaco.