Berlín. - Los alemanes ondearon ayer banderas a media asta y depositaron ofrendas florales para conmemorar el 40º aniversario de la construcción del Muro de Berlín, que dividió la ciudad por una generación y se convirtió en el más potente símbolo de la Guerra Fría. La conmemoración se combinó inevitablemente con el debate político actual, que remite a su vez al pasado: el partido sucesor de los comunistas que oprimieron a los alemanes orientales y erigieron el Muro no ha demostrado arrepentimiento por las brutalidades del pasado e incluso podría llegar a gobernar como partido de minoría en una coalición, a Berlín.
En las primeras horas del 13 de agosto de 1961, unos 40.000 soldados y policías de Alemania Oriental tendieron rollos de alambre de púas a lo largo de la frontera para evitar una inundación de refugiados hacia Alemania Occidental. Los berlineses se despertaron esa mañana para encontrarse aislados de familiares, amigos y empleos.
Las conmemoraciones se concentraron en los aproximadamente 250 alemanes orientales que murieron tratando de cruzar lo que sus gobernantes llamaron "la barrera de protección antifascista". Otros 750 murieron en el intento de atravesar la frontera entre las dos alemanias.
Pero el aniversario de este año se ha visto marcado por las rencillas políticas previas a las elecciones municipales.
Mientras depositaba una corona de rosas rojas en uno de los pocos segmentos del Muro que quedan en pie, el canciller federal Gerhard Schroeder fue abucheado por manifestantes opuestos a que su partido socialdemócrata (SPD) pudiera formar una coalición en la alcaldía de Berlín tras los comicios de octubre con los sucesores de los comunistas de Alemania Oriental.
"!Traidor!", vociferó uno de ellos. "!El único comunista bueno es un comunista muerto!", gritó otro manifestante mientras los guardaespaldas rodeaban a Schroeder.
Previamente, miembros de un grupo que representa a víctimas del represivo régimen de Alemania Oriental se llevaron dos arreglos florales depositados en el Muro por los ex comunistas del Partido del Socialismo Democrático (PSD) y pisotearon las flores. La policía detuvo a uno de ellos. El PSD se ha rehusado a pedir disculpas por el Muro y el régimen policial represivo de la Alemania Oriental.
"Es una desgracia", dijo el manifestante Gustav Rust, de 61 años, vistiendo un uniforme de prisión y esposas para simbolizar los nueve años que pasó en cárceles de Alemania Oriental. "Es increíble que el PDS vaya a unir fuerzas con los comunistas. Están olvidando el sufrimiento de todos sus camaradas", agregó.
Ex comunistas no arrepentidos
A los turistas con frecuencia les decepciona lo poco que quedó del Muro de 155 kilómetros de largo. Sin embargo, el Muro sigue en pie en la mente de muchos y Alemania aún está dividida económica, emocional y políticamente entre una parte oriental subsidiada por el estado y una occidental rica.
El PDS-ex PC recibe alrededor de seis por ciento de los votos a nivel nacional, pero es el segundo partido más popular en la antigua Alemania Oriental, después del PSD de Schroeder, y el primero en la parte este de Berlín. El partido ha dicho que lamenta la construcción del Muro, pero no ha pedido una disculpa plena.
El ex canciller Helmut Kohl, quien supervisó la reunificación alemana, en 1990, condenó al partido. "La mayoría de los miembros y funcionarios importantes del PDS no ha aprendido nada de la historia", dijo Kohl al periódico Bild.
"Y ahora no tienen el coraje de decir que fue un Muro de desgracia", agregó.