Los esfuerzos de Argentina por obtener la asistencia de la comunidad internacional para superar la crisis financiera entraron ayer en la fase de las decisiones políticas. El presidente estadounidense, George W. Bush, quien está veraneando en su rancho en Texas, dijo que su gobierno está observando la situación del país diariamente y se mantiene abierto a todas las opciones de ayuda. Reclamó, no obstante, que se pongan en marcha las reformas anunciadas.
"Pedimos a la Argentina que ponga en marcha las reformas. Si lo hace, se ganarán la confianza, no sólo de nuestro país, sino de muchas personas que están preocupadas", indicó Bush. El mandatario no no mencionó la posibilidad de una asistencia adicional, aunque aseguró: "Estamos vigilando la situación muy de cerca".
El mandatario informó que había hablado, entre otros, con el rey Juan Carlos de España, quien "está muy preocupado" por Argentina porque su país tiene muchos intereses en Sudamérica. "España se juega más en Argentina, incluso, que Estados Unidos", dijo.
La negociación de un programa fortalecido del FMI para ayudar al gobierno de Fernando de la Rúa a recuperar la confianza de inversores internacionales seguirá hoy, tras cuatro días de intensas conversaciones.
El equipo de negociadores argentinos, encabezado por el viceministro de Economía, Daniel Marx, había previsto regresar a Buenos Aires anoche, luego de una reunión que tenía previsto mantener con el director gerente del organismo financiero, Horst Köhler.
Siguen las negociaciones
Sin embargo, el secretario de Hacienda, Jorge Baldrich, dijo que las reuniones se extenderán. "Hoy hemos continuado -ya con el formalismo de que muchos miembros del staff del fondo retornaron de sus vacaciones- la conversación con varios departamentos, en el cual el común denominador ha sido seguir explicando cuál es el programa financiero y fiscal del gobierno argentino", dijo en un aparte de las negociaciones.
El equipo del presidente Fernando de la Rúa explicó cómo implementará el plan de déficit cero adoptado hace pocas semanas para equilibrar las finanzas públicas, durante un agitado programa de encuentros con funcionarios del Tesoro estadounidense y del FMI, que se desarrollaron en estricta reserva.
El jefe de la misión, Daniel Marx, incluso se mostró molesto por las declaraciones que en Buenos Aires realizó el secretario legal y administrativo del Palacio de Hacienda, Alfredo Castañón, respecto de que el acuerdo por un paquete de ayuda financiera era "cuestión de días".
La delegación busca obtener créditos adicionales de hasta 9.000 millones de dólares, en medio del escepticismo de la comunidad internacional en torno a la solvencia del país. Fuentes diplomáticas indicaron que el diseño de un programa económico robustecido del FMI para Argentina está listo y que ahora faltan las decisiones políticas.
Los créditos adicionales necesitan el visto bueno del mayor accionista del FMI, Estados Unidos, cuyo gobierno republicano quiere reducir el rol de "cajero automático" del organismo internacional para países con problemas financieros.
Bush afirmó que su secretario del Tesoro, Paul O'Neill, y su asesor económico Larry Lindsey se reúnen a diario para analizar la situación financiera argentina.
O'Neill y Lindsey se oponen en principio a paquetes de rescate, y creen que es mejor dejar que las fuerzas del mercado operen libremente en casos como Argentina, incluso si hace falta una moratoria.
Pero Washington ha dado señales de que no abandonará a la Argentina porque un descalabro financiero golpearía a América latina. "Mantenemos la mente abierta a todas las opciones", dijo Bush a la prensa en su hacienda, donde manifestó la esperanza de que el gobierno de Fernando de la Rúa pueda recuperar la confianza de los mercados luego de adoptar las medidas de recorte de gasto. "Estamos observando la situación muy cuidadosamente", dijo.
Analistas de Estados Unidos dijeron que el gobierno republicano duda de la capacidad de Argentina para recuperarse y sólo quiere apoyarla si está seguro de que esta vez funcionará.
Presión internacional
Pero Bush recibió llamadas de los mandatarios de España, Gran Bretaña, México y Brasil, quienes le han advertido sobre las consecuencias políticas de un colapso en Argentina.
"Estados Unidos apoyará nuevos créditos, pero solamente a través del FMI, no aportará un dólar de su bolsillo", dijo Miguel Díaz, un experto del Centro para Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS) de Washington.
Díaz señaló que las versiones que circulan en la capital norteamricana apuntan a un paquete de hasta 10.000 millones de dólares que sería anunciado a mediados de semana.
El diario "Washington Post" dijo en su edición de ayer que en el propio FMI existen dudas sobre las posibilidades de éxito de un nuevo apoyo a Argentina y algunos funcionarios piensan que la única manera de reducir la deuda es pasando por la moratoria.