La jueza que investiga la extraña muerte de Julio Leandro Alfonso, un joven que fue hallado colgando de una viga en su casa de zona sur, solicitó a Gendarmería Nacional que investigue el hecho, examine las actuaciones de la policía provincial y establezca cómo murió el muchacho. Si el caso está considerado como un suicidio, los familiares de Alfonso pretenden que la causa se caratule como "muerte dudosa" ante las mútiples irregularidades que rodean su fallecimiento.
El miércoles pasado la jueza Susana Portilla de Pigliacampo requirió al gabinete de pericias y a un médico criminalístico de Gendarmería Nacional que analicen las pruebas recogidas por la Brigada de Homicidios de la Unidad Regional II durante la investigación inicial del caso. La magistrada requirió a los peritos que elaboren la "hipótesis más probable sobre lo sucedido mediante una reconstrucción técnico-criminalística".
De este modo, Pigliacampo hizo lugar a un pedido del represante legal de los parientes de Alfonso, Armando Pereyra, quien patrocina la acción civil en la causa. El letrado requirió en varias oportunidades que el caso se investigue como muerte dudosa, pero la magistrada decidió esperar el dictamen de Gendarmería para evaluar si modifica o no la carátula del expediente.
Indicios de violencia
Alfonso, de 22 años, fue hallado el 18 de noviembre en la casa de Rui Barbosa 618 que compartía con parientes lejanos. El cuerpo apareció colgando de una viga y en estado de descomposición en un precario galpón ubicado en el fondo de la vivienda, lo que hizo presumir que el muchacho se había suicidado. Sin embargo, los pies del joven tocaban el piso y presentaba un fuerte golpe en la cabeza producido antes de la muerte.
Para la madre de Alfonso, María Cristina Caminos, otros indicios abonan la hipótesis de que el joven fue asesinado. Alfonso había sido visto con vida cinco días antes, cuando ingresaba a ese domicilio. Allí residían Alfonsa Deidamia López, Eliana Romina Rodríguez, Roberto Fabián Olmos y Carlos Orlando Caminos, con quienes el muchacho habría tenido una relación conflictiva. De hecho, el 9 de enero de 2000 el muchacho denunció a Caminos por lesiones en una comisaría.
. Las personas que vivían con el joven declararon que habían confundido el olor desagradable del cadáver con olor a excrementos de perro. Horas después de la intervención policial, todos ellos abandonaron la casa.
A esto se sumaron las irregularidades que registra el sumario policial -según la defensa- y que ahora deberá revisar Gendarmería: se establecieron tres posibles fechas de fallecimiento, los estudios criminalísticos se realizaron en base a fotografías, no se estableció con exactitud si el joven se ahorcó o fue estrangulado y se retiraron objetos del escenario del crimen sin autorización judicial.
Por otra parte, el abogado Pereyra señaló que "desde la hora en que se tomaron las fotografías hasta el momento en que se hicieron las autopsias no fue posible que se produjera tanta fauna cadavérica como la observada", con lo cual se presume que las fotografías fueron tomadas antes del hallazgo oficial del cadáver.