Los filmes "En compañía de los hombres" de Aaron Eckhart; "Bajo la arena", de François Ozon; "Arregui, la noticia del día", de María Menis y "Fantasía final" de H. Sakaguchi, desembarcaron en las salas locales.
"En compañía de los hombres"
Tras haber sido, aparentemente, abandonados por sus mujeres, dos yuppies conciben vengarse en la persona de una muchacha sorda. Con esta idea se pueden hacer varios tipos de películas, desde una comedia negra a un melodrama. El neófito Neil LaBute, bajo la etiqueta del cine independiente norteamericano, sin recurrir a la violencia gráfica presenta en "En compañía de los hombres" una historia sin resquicio para la esperanza que chorrea y, al mismo tiempo, denuncia una sordidez misógina por todos sus poros, y que perturba a través de un relato profundamente asfixiante.
En muchas películas, el desprecio -el tema central del filme de LaBute- conduce al crimen. En "En compañía de los hombres" lleva a una crueldad mayúscula: demoler la dignidad ajena a fin de intentar recuperar algo de la dignidad propia. Es cierto, el filme dista mucho de ser un relato ejemplar o aleccionador. Es un relato cruel, duro e indiferente, que incluye una vuelta de tuerca en su desenlace y tres actuaciones formidables. La broma cruel consiste justamente en que dos yuppies mediocres y psicóticos -uno fabulador y don juan, el otro timorato y depresivo- se plantean en el término de seis semanas seducir, cada uno por su lado, a una frágil secretaria que es sorda, a fin de que la humillación infligida sea verdaderamente memorable.
Cal: 4 estrellas.
J.L.C.
"Bajo la arena"
Enfrentar el dolor nunca es una tarea fácil. A veces ni siquiera se puede enfrentar, ya que el padecer se apodera de todo y no hay ningún resquicio para poder respirar, para armarse contra la tragedia. "Bajo la arena", la película de François Ozon, cuenta una historia sobre el dolor y sobre cómo la negación del mismo no es un alivio sino una tortura igualmente densa e interminable. Es una película fuerte, de difícil consumo, sin concesiones a las bellas fábulas que proponen que la vida es feliz y que siempre hay una nueva oportunidad para volver a empezar.
Marie y Jean son un matrimonio de más de dos décadas que van de vacaciones. Apenas se hablan. No necesitan hacerlo. Se llevan bien y están cómodos juntos. Una mañana, Jean dice que se va a nadar mientras Marie toma sol. El desaparece y ella, tras la denuncia policial, regresa a su vida en París. Continúa su rutina como si Jean estuviese con ella. Sigue atada al pasado a pesar de que sus amigos tratan de alentarla para que mire el futuro.
"Bajo la arena" es una película planteada desde la intimidad del personaje de Marie. Su sufrimiento nunca se expresa directamente y en ello radica su convicción. Cada paso de la mujer está marcado por el fantasma de la ausencia y el director François Ozon consigue con ello una imagen desoladora de lo que debe ser la pérdida de un ser querido y el ancho calvario de la culpa.
Cal: 3 estrellas \F.T.
"Arregui, la noticia del día"
La historia de Leopoldo Arregui (Enrique Pinti), un hombre gris que trabaja como archivista de papeles destinados al olvido, es similar a la vida de muchos argentinos cuya existencia es una chata sucesión de días en los que nunca pasa nada. La familia de Arregui está formada por una mujer mandona y dos hijos (una mujercita con pocas luces y un varón taxista, sin demasiadas aspiraciones más allá de su amado Racing Club), con un futuro destinado al naufragio social.
Colaboran con la oprimente realidad de Arregui los cotidianos maltratos que le prodigan sus compañeros de trabajo, su jefe y hasta los colectiveros. Pero todo cambia cuando le anuncian que es portador del sida.
De este modo el hombre previsible (una especie de Natalio Ruiz de Charly García), se convierte en noticia porque desaparece de los lugares que frecuenta habitualmente y planea vengarse de quienes le hacen la vida difícil antes de que pase a buscarlo la muerte.
Enrique Pinti compone un personaje que logra convencer a fuerza de vehemencia y calidad actoral y establece un vínculo de complicidad con el espectador. Carmen Maura, en cambio, no es más que un nombre muy famoso al que la película le reservó un pálido papel. Quizá para un grotesco criollo como este hubiera casado mejor una actriz nacional que conozca mejor la mezcla italo-hispana del carácter argentino.
Cal: 3 estrellas.
M.M.
"Fantasía final"
La aparición del primer personaje humano animado mediante técnicas de computación gráfica despertó expectativas exageradas. Aki Ross, la heroína digital de "Fantasía final", es un prodigio tecnológico, pero no una estrella. El personaje no alcanza el status que sus creadores pretendieron darle al catapultarla a la tapa de las revistas masculinas. No es la Julia Roberts del nuevo milenio. Ni mucho menos. Sus encantos no le llegan ni a la altura de los talones a los de Penélope Glamour. Funciona tan bien como cualquier otro personaje virtual, pero, pese a los esfuerzos hechos por optimizar las técnicas de animación en 3D, no consigue transmitir más emoción que sus pares bidimensionales. Pero no es su problema. Si no logra la intensidad dramática mínima necesaria que demanda una historia como la que narra la película no es su responsabilidad. No es una actriz, sino un autómata. No responde más que al mandato de sus mentores, y fueron ellos y nadie más los que la enredaron en una trama tan compleja y escasa de interés como la que narra la ópera prima de Hironobu Sakaguchi. Quizás para los fans del videojuego en el que se inspiró el filme la historia tenga un interés extra, pero para el resto de los mortales no es más que una aventura de ciencia ficción lineal y sin matices. Hoy la pirotecnia visual ya no alcanza para lograr el éxito. La era audiovisual acostumbró al ojo humano a la maravilla y para el triunfo se exige más. Se exige lo que Aki Ross no puede dar. Emoción verdadera.
Cal: 2 estrellas.
R.L.