| | Apelan el procesamiento de un changarín acusado de asesinar a su mujer Rubén Eduardo Díaz está sospechado de haber matado a golpes a Concepción Villar
| La Cámara Penal se apresta a resolver el caso de un hombre procesado por golpear a su esposa hasta matarla en la vivienda que compartían en la zona sur. Rubén Eduardo Díaz, un changarín de 23 años, está acusado de haberle propinado un fuerte golpe en la cabeza a su compañera, Concepción Villar, de 33 años, que murió a los pocos días como consecuencia de las lesiones cerebrales que le provocó la golpiza. Díaz fue procesado como autor del asesinato de su concubina por el juez de Instrucción Nº 9, Carlos Carbone, pero la defensa del imputado apeló la resolución. Ahora el caso está en manos de la Sala I de la Cámara Penal. Ese tribunal deberá resolver si confirma o modifica el dictamen de Carbone. El detenido está sospechado de provocar la muerte a golpes de su mujer. La pareja y sus dos hijos vivían en una vivienda de Ayacucho 4095 donde la mujer era constantemente sometida a golpizas y malos tratos, según referencias de vecinos del lugar. Estos fueron testigos de la última paliza que recibió Villar por parte de su esposo el 5 de mayo pasado. Tres días después la mujer comenzó a agonizar y fue trasladada por Díaz al Hospital de Emergencias, pero falleció en el camino. Los médicos determinaron que los golpes que había recibido en la cabeza le provocaron un hematoma interno en la base del cerebro, que fue creciendo hasta provocarle la muerte. En principio los profesionales creyeron que la causa de la muerte habría sido un cuadro de hipertensión, pero al hallar marcas de golpes anteriores en el cuerpo de la víctima sospecharon de un posible caso de maltrato. La autopsia confirmó que la muerte se produjo por una causa violenta: los golpes que había recibido días antes de su fallecimiento. El estudio constató además que la mujer tenía marcas de lesiones recibidas por lo menos diez días antes en la nariz, los labios y las extremidades. Los vecinos señalaron que la mujer era sometida a constantes castigos por parte del imputado pero "callaba para no recibir más golpes". Incluso una conocida de la víctima atestiguó que, antes de morir, Villar le había confesado que "le dolía la cabeza porque Rubén le había dado un golpe". Según se acreditó en la causa, un día después de la golpiza Díaz llevó a su mujer a un consultorio cercano, pero el médico no se encontraba. Para el magistrado, lo hizo en "un intento de remendar a medias su accionar, pero no la llevó a un hospital por el riesgo de ser descubierto si la víctima hablaba". Por eso, para Carbone, Díaz esperó hasta último momento y recién acudió al hospital cuando ya era demasiado tarde. El caso será resuelto por la Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Penal. Si el tribunal confirma el procesamiento, Díaz sería juzgado por un delito que contempla penas de 8 a 25 años de prisión.
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