Año CXXXIV
 Nº 49.205
Rosario,
sábado  11 de
agosto de 2001
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Una especie típica sudamericana en peligro de extinción
Miles de yacarés agonizan por el desvío de un río en Paraguay
El desastre ecológico se inició tras el reparto de las aguas del Pilcomayo y las fallas de los canales guaraníes

José María Amarilla

Decenas de miles de yacarés, una especie en peligro de extinción, agonizan al noroeste de la capital paraguaya a la espera de las aguas de un río que fue desviado hacia Argentina, en lo que podría ser el mayor desastre ecológico de ese país. La zona de General Díaz, un fortín militar a unos 550 kilómetros al noroeste de Asunción, era inundada hasta 1996 por el río Pilcomayo, un curso de agua de deshielo proveniente de Bolivia, que separaba los territorios de Argentina y Paraguay.
El animal más característico de la región es el yacaré, un reptil cocodrílido de más de 2,5 metros de longitud, hocico plano y mandíbula que está en peligro de extinción en todo el mundo.
"Solamente en la laguna más cercana a la casa de la estancia tenemos unos diez mil animales que no comen desde hace más de dos años, porque el agua del Pilcomayo dejó de llegar", dijo Oscar González, un joven ganadero que intenta juntar dinero para salvar a decenas de miles de especímenes. "Tenemos 20 lagunas solamente en nuestra propiedad", de unas 18 mil hectáreas, añadió.
"El problema no es que los yacarés no hayan comido en este tiempo, porque habitualmente pueden soportarlo. La cuestión es que las aguas no van a volver y ya están muriendo muchísimos".
Esta apartada región de Paraguay es probablemente una de los mayores reservas de yacarés en Sudamérica, después de la selva amazónica.
Todo comenzó cuando los gobiernos paraguayos de la década de 1990 acordaron con Argentina el reparto de las aguas del Pilcomayo, pero los canales paraguayos fracasaron en su diseño y toda el agua fue a parar a la provincia argentina de Formosa.
"Si dejamos que sigan así, enterrados en el barro, morirán porque la tierra se les seca encima y no pueden liberar se. No nos queda más que la opción de matar a los más grandes, vender el cuero y juntar dinero para trasladar a los más jóvenes", dijo González. "Los otros establecimientos vecinos están en las mismas condiciones, pero los están dejando morir", agregó.
Paraguay está en recesión económica desde 1995 y atravieza desde 1996 una crisis política. La Secretaría del Medio Ambiente carece de fondos para intentar un rescate de semejante envergadura.
"Yo sé que en cierto modo estamos luchando con molinos de viento, pero por eso juntamos a un grupo de locos que se animan a sacar a los bichos. Necesitamos matar al menos 2.500 de los más grandes, procesar su cuero y venderlo para juntar dinero para el resto", dijo González.
Para matarlos, una cuadrilla de hombres se mete hasta la cintura en el barro pestilente del pantano, tantea con los pies el tamaño de los yacarés que abundan en el lugar, los lancean, los levantan de a uno y los matan de un mazazo en la cabeza. Los reptiles reaccionan generalmente tarde a la punción de la lanza.
"Terminamos el día semimuertos porque tenés que estar con el frío, el barro y los bichos todo el día. Por suerte ninguno fue mordido todavía". En la costa, una decena de indígenas contratados por González se encargan del descuereo. Una vez desollado el animal, el resto del cuerpo del animal queda como desperdicio. Centenares de yacarés cazados el último fin de semana hacían la fiesta de un millar de cuervos y tornaban el aire irrespirable.



Los animales quedan enterrados en el barro de las lagunas.
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