| | cartas Inquietud racial
| El gobierno no tiene claras sus determinaciones y el pueblo argentino, sufrido y hambriento, retiene su veredicto definitivo. Las aplicaciones viscerales del gobierno central no creo que redunde positivamente en su accionar. La arena fina pasa desapercibida ante la opinión pública y puede ser un escollo mortal en la higiene que se pretende mostrar. Tienen que entender definitivamente que tiene un pueblo famélico, incrédulo, escéptico de las depuraciones y aletargado esperando la toma de decisiones trascendentales. El "tronar de los escarmientos" parece una frase remanida pero improbable de aplicación. El pueblo es "ajeno" a la incapacidad de los dirigentes que creyeron podrían ser los salvadores del país. Adviertan ese "murmullo" que como una picazón urticante ataca la ansiedad de los argentinos. Estimo que aún estamos a tiempo de corregir la vorágine desenfrenada de un país "inmensamente rico" albergando un pueblo dolorosamente exánime. Dejen de lado los apetitos personales y la ambición y hagan lugar al ser argentino orgulloso de su tradición. Sólo así, creo, salvaremos a esta querida patria, sufrida, aguerrida y valiente. Roberto L. Toller
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