| | El acusado de fusilar a un policía le aseguró al juez que es inocente
| Carlos Capansi, el acusado de fusilar al policía Alexis Salguero el 7 de julio mientras el agente custodiaba a un detenido internado en el Hospital Carrasco, le dijo ayer a un juez que no tiene nada que ver con el asesinato. "Yo no lo maté", repitió varias veces según contaron a La Capital voceros judiciales y de la defensa. La semana pasada, cuando lo detuvieron, Capansi había admitido ante la policía que es el homicida. Así lo revelaron en aquel momento a este diario testigos de esa declaración. Ahora aseguró que lo presionaron para que confesara y sacó a relucir el hecho de que no hay una confesión firmada. También dijo que no conoce a Alfredo Taboada, el hombre que supuestamente lo acompañaba cuando fue a rescatar al detenido alojado en el nosocomio. Capansi, de 23 años y conocido como El Tuerto, declaró ante el juez Luis María Caterina y el fiscal Andrés Bossio. Lo hizo por segunda vez, aunque a diferencia de la primera -cuando se mantuvo en silencio haciendo uso de su derecho a abstenerse- esta vez habló. Durante casi tres horas respondió a una gran cantidad de preguntas, y todo el tiempo intentó despegarse del homicidio. Según testigos de la declaración, se mostró "muy tenso" al principio y luego se fue soltando hasta mostrarse sereno. "Estuve todo el tiempo en casa y a la noche en una fiesta de cumpleaños", aseguró. El ataque contra el policía ocurrió a las 13.30 del sábado 7 de julio. El agresor le disparó un tiro a la nuca mientras estaba de espaldas. El agente, de 23 años y apenas seis meses de antigüedad en la fuerza, quedó descerebrado y murió a la mañana siguiente. Capansi dijo que a Juan Gómez, el preso que custodiaba Salguero en el Carrasco, apenas lo conoce porque viven en barrios vecinos. Y aseguró que no saben quiénes son Vanesa Ramos -una joven que también está detenida e imputada de participar en el rescate de Gómez- y Fredi Taboada, a quien la policía busca por estas horas en la provincia de Chaco. Tampoco reconoció las armas abandonadas por los delincuentes en su huída, una Browning 9 milímetros y una escopeta recortada sin culata. Dijo que se enteró por su padre que la policía lo buscaba ya que el 12 o 13 de julio, es decir cinco días después del crimen, allanaron su casa. Según él, a partir de ese momento estuvo escondido en unos vagones del ferrocarril, primero en la estación Rosario Norte y luego en inmediaciones de avenida de la Travesía. Y dijo que se ocultó porque sentía miedo.
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