Jorge Salum
El juez de Instrucción Jorge Eldo Juárez procesó al oficial de policía que en la Navidad de 2000 asesinó a su ex esposa disparándole a quemarropa seis balazos. El crimen ocurrió frente al hijo de la pareja, de 4 años, en el departamento donde vivían la mujer y el chico, en Cochabamba al 300. Luego de matar a su ex pareja, el homicida huyó con el nene, lo dejó en la comisaría de la que era jefe y finalmente se esfumó hasta que un día después lo arrestaron a 250 kilómetros de Rosario. El procesamiento es por homicidio calificado y alevoso, amenazas coactivas y robo, ya que momentos previos al hecho el acusado amenazó al hombre que estaba saliendo con su ex mujer y se apropió de su teléfono celular. El acusado es el oficial subayudante de la policía provincial Juan Ramón Farías, de 30 años, quien la madrugada del 25 de diciembre mató a Carina Gabriela Torres, de 24. Ambos estuvieron casados pero se habían separado hace dos años. Tenían un hijo -Santiago- y ella trabajaba como enfermera en el Hospital Español. Farías perseguía a Torres porque quería volver a vivir con ella. Al mismo tiempo estaba celoso porque aparentemente sabía que la chica salía con otro hombre. El día de Navidad montaba guardia frente al edificio donde vivía Carina y allí se cruzó con esa persona. Farías le mostró su credencial policial, lo amenazó ("Te voy a limpiar") y le arrebató el teléfono celular para que no pudiera llamar a la policía. Y luego se metió en el edificio. Segundos después, el novio de Carina escuchó un ruido fuerte, los gritos de Santiago y disparos, según declaró después ante el juez Juárez. Farías había derribado la puerta del departamento, posiblemente de una patada, y frente al nene apretó seis veces el gatillo de una Browning 9 milímetros. Cuatro proyectiles impactaron en el tórax de la víctima y los otros dos en el cuello. Carina murió en el acto. Farías cargó al chico, se subió a su Chevette y partió hacia Angélica, cerca de Rafaela. Allí trabajaba y era que la máxima autoridad de la seccional del pueblo. Al llegar le dijo a un colega que había hecho "una cagada", según consta en la causa. Después tomó un par de armas, tomó un Renault 18 de la policía y volvió a escapar. Dejó al nene en la comisaría junto con una nota que decía: "Santi: tu papá siempre te quiere". Al día siguiente lo encontraron en un camino rural cercano a la localidad de San Antonio. Iba a pie y estaba exhausto. Cuando lo detuvieron lloró amargamente. "Estaba consternado", diría después el médico forense. Todavía llevaba con él la Browning. El juez sospecha que es la que usó para matar a Carina y ya ordenó una serie de pericias balísticas para comprobarlo. El homicida nunca declaró, haciendo uso de su derecho a mantenerse en silencio. Pero eso no impidió que lo procesaran. Según el juez, cometió un crimen alevoso porque tuvo a la sorprendida víctima a su entera disposición" y porque actuó "sobre seguro y sin riesgo". La defensa de los abogados José Ferrara y Adrián Ruiz no está de acuerdo y ya apeló el procesamiento. Pero si lo condenaran, podrían darle perpetua.
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