"Va a ser un desastre", "Nos va a terminar de hundir", "No sé adónde vamos a parar". Los comerciantes de la zona norte rosarina están atemorizados ante el inminente desembarco del hipermercado Jumbo en Arroyito. Cada uno en su rubro tendrá que hacerle frente al complejo comercial que se está levantando en los terrenos de la ex fábrica Estexa, ubicada en Víctor Mercante y arroyo Ludueña. La asociación que nuclea a los comercios de ese barrio está buscando las herramientas para afrontar "las pérdidas económicas que causará la instalación de ese monstruo". Y lo hacen con el apoyo político de los concejales que proponen un marco normativo estricto para habilitar supermercados en Rosario.
Los comerciantes de Arroyito son testigos obligados de la evolución de la obra del Jumbo, que se inaugurará entre marzo y abril del año que viene. "Paso a cada rato a ver cómo está la construcción", expresó Daniel, de la pinturería ubicada en avenida Alberdi y Génova. Es más, viajó a Buenos Aires para ver la magnitud del súper, instalado en distintos barrios porteños: "Apenas lo vi me deprimí", confesó.
Más de 350 obreros trabajan día y noche para levantar el megacomplejo, que se montará sobre una superficie de 30 mil metros cuadrados y que contempla la instalación de un shopping con hipermercado, centro comercial, salas de cine, restaurante y una playa de estacionamiento. "Recién está construida la obra estructural, faltan las instalaciones, la fachada y los exteriores, entre otros", aseguró Gustavo Ortolá, gerente de desarrollo de la compañía Cencosud, grupo que controla la cadena Jumbo.
En cada planta funcionará una actividad específica: una superficie será destinada al denominado Easy Home Center, una unidad de negocios que comercializa artículos para la construcción y el hogar como ferretería, carpintería y accesorios varios. En otro piso funcionará un hipermercado, y en un tercer espacio salas de cine y restaurantes.
Los comerciantes de la zona norte saben hasta los detalles del complejo, por eso son conscientes de que este desembarco afectará a todos, más allá del rubro en el que trabajen. "¿Hace falta que opine?", dijo resignado Luis, un carnicero que tiene el negocio ubicado justo frente a este megaemprendimiento, cuando La Capital lo consultó sobre la futura instalación.
La esperanza, lo último que se pierde
Tanto Luis como los demás comerciantes de la zona todavía guardan una cuota de esperanza y depositan toda la confianza en los clientes fieles. "Tengo mis compradores fijos que no creo que me fallen. Además, el Jumbo no se especializa en carnes, por eso mucho no me preocupa", dijo el carnicero.
Para Juana, dueña de un negocio que vende productos de limpieza al por mayor, su venta no se verá "tan perjudicada porque la gente compra detergente o lavandina por algunos centavos, se lleva lo indispensable para cada día, cosa que no puede hacer en los súper grandes". Lo mismo espera Ariel, de la cerrajería ubicada en Juan B. Justo al 1500. Si bien dice que el desembarco "va a terminar de hundir a todos los chicos", tiene la esperanza de que no hagan trabajos a domicilio.
Además de los particulares, quienes están buscando una salida pero con ayuda política es la Asociación de Comerciantes e Industriales de Zona Norte. "Las ventas no van a bajar, directamente van a desaparecer. Y dentro de esos están las ferreterías, los locales de artículos del hogar, de ropa y de la construcción", se atemorizó el presidente de esa institución, Jorge Isa.
El directivo confesó que "se necesita un gran apoyo político para poder sobrevivir". Entre los pedidos de la asociación se encuentra la creación de un crédito del Banco Municipal para "refinanciar deudas y comprar mercaderías".
Los comerciantes de zona norte tienen miedo, pero todavía guardan alguna esperanza de sobrevivir al desembarco del Jumbo. "Tratamos de ser optimistas, pero la realidad es otra, y realmente preocupante", expresó Isa. Falta menos de un año para la inauguración del híper y eso quedará demostrado cuando en un par de meses comiencen a trabajar los mil obreros empleados para la obra.