U. G. Mauro
"Me gusta saber que mi disco tranquiliza. Para mí es maravilloso y habla de que Dios me da inspiración para hacer estas cosas, porque yo paso por la misma angustia de todos, a mí también me cortan el teléfono, debo ochenta expensas y rezo por el país", comentó, en tono confesional, Irupé Tarragó Ros, quien esta noche, a las 21.30, presentará su CD "Jazmín", el la sala Lavardén, Sarmiento y Mendoza. "Creo que la Argentina está siendo duramente atacada por las fuerzas del mal, por sistemas armados para el mal, y es algo que me angustia y es todo apocalíptico, pero como dice uno de los temas del compacto, «tanta oscuridad promete amanecer»", añadió la cantante con enfática convicción . La artista, nacida en una familia de músicos populares -Arsenio Ismael Aguirre y Tarragó Ros son sus abuelos, y Perla Aguirre y Antonio Tarragó Ros, sus padres-, actuará acompañada por su hermana Laura, Juan Martín Díaz y el "Negro" Rueda, ambos en percusión. El aspecto de la joven -luce el cabello teñido de azul intenso y anteojos que le dan un aire a Yoko Ono- habla de sí misma como refiriéndose a otra persona a la hora de definirse: "La «Iru» es una compositora, una cantante, una pianista. Es un personaje" -¿Por qué te considerás personaje? -Porque, soy consciente de que me miran raro, que mi color de pelo genera inquietud, algunos..."¡oooh!" (risas). -¿Tenés más influencia de los Ros o de los Aguirre? -Hay un parentezco extraño con mi abuelo Aguirre en lo compositivo. Hay temas suyos que los podría haber escrito yo tranquilamente, es algo que los canto y me van a medida, y eso que los hizo hace 50 años. Por el lado del abuelo Tarragó, a él lo viví a través de mi papá con los años que estuve tocando con él o acompañándolo, y es algo que nos encanta. -¿Y por el lado de tu madre Perla? -Ah, no; es otra cosa. Ella es la profesora Perlita, una divina que ocupa el lugar de educadora, formadora, informadora y -entre nosotros-, perseguidora. -¿Por qué tu primer disco, "Angeles", tuvo tan poco eco? -La verdad, no se por qué extraña razón tuvo tan bajo perfil. Quizás haya sido porque yo también estaba así. Estuve en retiros espirituales, en un convento... fue un tiempo bastante para adentro mío y supongo que al disco le pasó lo mismo. -¿Cómo se concilia un disco de tono tranquilo y lírico como "Jazmín" con el hecho de que confesás influencias de artistas como Ozzy Osborne? -"Jazmín" es un disco que me muestra más abierta que el anterior... Y sí; es rarísimo lo de Osborne. Ahí tengo otro motivo para seguir diciendo que Irupé es un personaje... -Pero en "Jazmín", la influencia de Ozzy Osborne no se percibe para nada, ¿podés explicar en dónde aparece? -Lo reflejé tocando en un tiempo con el rosarino Tancredo. Con él teníamos una banda, Tancredo y la Oposición, que era bastante heavy metal y de vanguardia. -¿Qué formación académica tenés? -Es clásica aunque no institucional, porque estudié siempre en forma particular y en distintos momentos. Por ejemplo, con Laura Ramírez, la hija de Ariel. También estudie armonía con Gabriel Senanes. Trabajar con papá fue una escuela completa, porque, además de música, aprendí la vida. Recorríamos el país con el proyecto "Naturaleza" y pude ver cosas conmovedoras, como la machi" mapuche doña Lorenza en el lago Puelo, y llegamos hasta a no poder cantar ni tocar ni mi viejo ni yo viendo a los coyas que nos escuchaban en Jujuy. -Conviniendo en que lo tuyo no es lo común en los festivales, ¿cómo evaluás experiencias como la de este años en Cosquín? -Fue un momento especial, porque lo demás son recuerdos de chica, de estar allí perdiéndome entre la gente o viéndolo a mi viejo desde atrás del escenario. Este año me sentí como en una anécdota de mi bisabuelo, quien compraba las jaulas llenas de pájaros para llevarlas al campo y olerlos antes de soltarlos. Papa hizo eso conmigo en Cosquín. -¿No te gusta que te digan "la cantante folclórica Irupé" -Seguro, porque no lo soy. Se hacer folclore, interpretarlo, y me maravillan tipos como el pianista Adolfo Abalos, que me parece un metalero, un pariente de Ozzy Osborne (risas) pero, por ejemplo, no sé cantar chacareras. No me sale. -En el disco se respira mucha mística y permanentemente hablás de retiros y de conventos, ¿de dónde te viene tanta religiosidad? -Me debe venir del cielo. Mi familia materna es muy creyente, pero yo no fui a colegios religiosos ni nada de eso. Tengo un enamoramiento con lo alto que no sé...mi abuelo Arsenio también era así. -¿Cómo percibís que te reciben en un templo? -(Risas). En general primero se quedan boquiabiertos y después empieza la simpatía. No falta el sacerdote que se sonríe cuando comulgo y calculo que a Dios le debe pasar lo mismo. -¿Toda la música comercial es mala? -La Sinfonía 40 de Mozart es comercial (risas). No me gustan las máquinas y lo sin vida. -¿Qué hay que hacer para agredirte musicalmente? -Tocar ritmos bailanteros. -¿Creés en el compromiso del artista? -Amo eso y milité, pinté paredes y llevo puestos a los que están y a los que faltan. Ahora creo que a esta altura las papas queman y no sólo hay que salir a tratar de salvar al pueblo sino ademas hay que salir también a salvar almas.
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