La película documental "Botín de guerra", de David Blaustein, se exhibirá en Rosario hoy y mañana, a las 21, en el Centro Audiovisual Rosario, San Martín 730. La apropiación de niños por parte de militares durante el Proceso y la tarea de Abuelas de Plaza de Mayo por devolverles su identidad y restituirlos a sus familias biológicas son los temas centrales de "Botín de guerra". Mediante la compaginación de material de archivo, entrevistas, escenas reconstituidas y música en vivo sobre la labor de Abuelas cantada por Bahiano, Gustavo Cerati, Pedro Aznar y otras figuras ligadas al rock nacional, Blaustein traza un arco que arranca del golpe militar de marzo de 1976 y termina en la actualidad. Así se suceden en el filme, en orden cronológico, imágenes del Proceso, las primeras citas de Abuelas, sus marchas y el regreso de la democracia en 1983. A esto le sigue la primera presentación de la entidad por un chico apropiado, los reencuentros de las añosas mujeres con sus nietos recobrados, el desánimo causado por las leyes de obediencia debida y de punto final y los indultos de Carlos Menem. "Con Botín de guerra -evocó Blaustein-, se unieron a mitad de camino los intereses de Abuelas con los míos. En 1997, a partir de la situación de los hijos de las víctimas de la represión procesista, yo soñaba con una suerte de «Cazadores de utopías 2» que contara lo ocurrido en esos años de democracia. Y Abuelas quería que yo dirigiera un video sobre sus 20 años de vida". Al final, Abuelas aceptó la idea de Blaustein de concentrar todo en un largometraje para estreno comercial, aunque implicaba un esfuerzo organizativo mucho mayor y la necesidad de sumar dineros de una productora argentina, del Instituto de Cine argentino y de empresas e instituciones españolas, francesas y hasta holandesas. "Quisimos mandar un mensaje alentador -sostuvo-. Y pedir que la sociedad se haga cargo de la búsqueda cuando las Abuelas ya no estén físicamente. Porque casos como el de Juan Gelman, que logró recuperar a su nieta, no se repetirán si no se patean puertas. La frase del Tigre Cedrón que usaremos como publicidad de «Botín de guerra» lo dice todo: «La esperanza no me deja descansar»". El director está seguro de que en lugares ocultos -"en catacumbas", según él- yacen reliquias fílmicas que podrían haber enriquecido las imágenes de "Botín de guerra". Sin embargo, aseguró: "Lo que se rescató es magnífico, como la cola de familiares ante la sede porteña de la Comisión Interamericana por los Derechos Humanos mientras en las calles se festejaban los éxitos en el Mundial de Fútbol 1978". A pesar del orgullo por su película, Blaustein se lamentó por el material que tuvo que excluir por metraje. "Hay dos abuelas y dos nietos recuperados que no están en la película. Y hay explicaciones del equipo de salud mental de Abuelas que son notables como material científico, pero tuve que dejarlas afuera porque están dichas en un lenguaje profesional que resulta muy poco cinematográfico", contó el director.
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