Año CXXXIV
 Nº 49.201
Rosario,
martes  07 de
agosto de 2001
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Reflexiones
Del patrimonio cultural

Miguel Basaldella (*)

No cabe duda de que nuestra tarea legislativa presenta matices que muchas veces no podemos dimensionar en su verdadera extensión, sino hasta que estamos inmersos en ella y lo hacemos con responsabilidad. El vacío que hasta la fecha tiene la provincia de Santa Fe en la defensa del patrimonio cultural no tiene explicación, ni desde lo jurídico, ni desde lo político e histórico.
La reforma de la Constitución nacional en el año 1994 (paradójicamente, la Convención Nacional Constituyente sesionó en esta provincia) pone hoy como condición del desarrollo humano la preservación del patrimonio cultural, incorporando como competencia del Congreso nacional, la de dictar leyes que protejan la identidad y patrimonio cultural y artístico de los habitantes, como los espacios destinados a tal fin. Pero nuestra provincia fue pionera en este sentido, ya que anticipó este marco de intenciones, precediendo a la reforma del 94, pues sabiamente incorporó la protección, el desarrollo, estímulo y difusión de la cultura en todas sus formas (Art. 22).
Al establecerse estas pautas, fundamentos básicos que ideológicamente definen la conformación de un Estado, la única forma de ponerlas en funcionamiento es a través de las normas que reglamentan su ejercicio. Y sin lugar a dudas, esta es la gran deuda que nuestra provincia tiene con su patrimonio histórico, porque quedamos en la mera enunciación de intenciones y ello configura una omisión más flagrante que la de no haberla incorporado en su norma fundamental.
Es necesario e imprescindible tomar conciencia de los valores en juego y efectuar acciones concretas, tendientes al resguardo del patrimonio cultural, a través de la provincia, municipios y comunas. Actualmente, luego de la inserción de nuestro país al mundo capitalista, las ciudades se realizaron por medio de la fuerza del mercado o, si se quiere, de la especulación inmobiliaria, que actúa casi sin trabas en la venta de tierras urbanas y de construcción.
El mercado inmobiliario lucha arduamente por anular cualquier normativa que intente preservar espacios históricos y culturales, para poder obtener autorización de demolición, para generar baldíos, playas de estacionamiento o simples terrenos de engorde especulativo. Creo que los que tenemos unos años y somos portadores de la calidad de rosarinos, en particular, podemos establecer los límites temporales, entre la demolición de las dos casonas de bulevar Oroño y Córdoba -cuando asistimos perplejos a la novedad de que una casa tan importante se podía destruir, y construíamos el miedo de la demolición de nuestra propia casa, con esos ojos chicos- y el hoy, con la demolición de la casona del Paseo del Siglo, hace pocos meses, ante los ojos grandes, de situaciones hasta de connivencia entre funcionarios con títulos habilitantes para el ejercicio de la profesión liberal, que, en dualidad de criterios, con una firma dicen no y con la otra dicen sí.
El patrimonio histórico cultural hace a la calidad de vida de la población. El hombre debe tener derecho al goce del mismo, del cual es depositario para generaciones futuras: este es el gran objetivo que frente a especulaciones de él se hace. Por estos motivos, he presentado ante la Cámara de Diputados de Santa Fe, la que integro con honra, el proyecto de ley de protección, preservación y custodia del patrimonio cultural de la provincia, como asimismo a su promoción y difusión (14 de junio 2001 -Expte. 8629-, mesa de entradas).
El diputado provincial Santiago Mascheroni (mandato cumplido), fue el promotor en dos oportunidades (1993 y 1995) de proyectos similares, que perdieron estado parlamentario, a mi entender por desidia en su tratamiento. La voluntad de conservar y proteger el patrimonio cultural de nuestra provincia tiene mucho que ver con una tendencia a hacer referencia a lo trascendente de su temporalidad, para así transformarlo en parte de la memoria colectiva. La preservación es fundamental para que las raíces permanezcan y sean soporte de la cultura de hoy y de mañana.
En Santa Fe, puede afirmarse, son muchos los monumentos, iglesias, edificios, etc., que poseen un innegable valor arquitectónico o histórico, y que representan continente y contenido de nuestra cultura. Por eso lo debemos conservar. En el proyecto presentado se articula, desde el objeto y ámbito de aplicación, qué configura patrimonio cultural, la creación de un comité con representantes de todos los estamentos interesados, sus funciones y atribuciones, como así también el trámite para proceder a la declaración de los mismos bienes, nivel de infracciones, etc.
Hoy ya nadie discute en el mundo civilizado, el comprender al espacio urbano y todas sus edificaciones, en relación con categorías de protección que se traducen en técnicas de policía administrativa, declaraciones formales como presupuesto de protección, prohibición de efectuar obras en edificios declarados monumentos históricos, sistema de sanciones, etc. Estos mecanismos negativos de protección, que lógicamente se contemplan en el proyecto presentado, deben ir acompañados de mecanismos positivos, como el régimen impositivo y de gestión, también previstos, que representan ventajas indiscutibles, ligadas a la declaración de interés cultural.
Como diputado provincial, creo firmemente en el contenido y los objetivos del proyecto de ley presentado. Espero que sea ley para todos los santafesinos, para comenzar a saldar nuestras viejas deudas y comenzar a transitar un futuro en que involucremos nuestros símbolos del pasado con genuinos baluartes de la identidad.
(*) Diputado provincial de la UCR


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