Los planes de competitividad sectorial ya dejaron de ser patrimonio exclusivo del ministro de Economía de la Nación Domingo Felipe Cavallo. El miércoles pasado el gobierno de Córdoba lanzó un "Programa de Apoyo al Desarrollo del Sector Aerocomercial", el primero en su tipo que tendrá vigencia en una jurisdicción provincial y tiene como destinatarios a empresas de servicio. A diferencia de los programas nacionales que hasta ahora se embarraron al tratar de ser aplicados en regiones con perfiles disímiles en materia de impuestos y regulaciones, un instrumento de estas características permite desarrollar políticas activas más ajustadas a resultado. Más interesante aún resulta la fórmula de cálculo de los beneficios fiscales a otorgar por parte del fisco, porque garantiza que no habrá desfinanciamiento y pide como contraprestación un compromiso de sumar mano de obra genuina.
Por la dinámica del negocio aerocomercial nacional, el programa mediterráneo es un traje preparado a medida de una empresa, la aerolínea Southern Winds. Sin embargo, los términos del acuerdo bien pueden ser aplicables a sectores con mayor número de jugadores.
Un punto de partida clave es que sólo pueden acceder al plan las empresas que establezcan su base de operaciones en la provincia. Es un requisito valioso, porque no sería la primera vez que una compañía pide beneficios impositivos en una jurisdicción pero luego factura (y por ende contribuyen) en Capital Federal.
El eje de los beneficios pasa por una desgravación del impuesto a los ingresos brutos, que se escala de acuerdo a un compromiso de incorporación de personal: 20 por ciento entre 50 y 100 trabajadores, 30% entre 101 y 200, 40% entre 201 y 300, y un 50% por encima de esa cifra. Pero las autoridades mediterráneas se guardaron una salvaguarda para que los cambios no produzcan un impacto negativo en las cuentas fiscales. La empresa que adhiere al plan se compromete a contribuir cuando menos una cifra igual al promedio de los últimos doce meses.
El modelo cordobés de competitividad le podría caber como anillo al dedo a algunos sectores santafesinos del rubro servicios que mostraron una dinámica de crecimiento durante los últimos años, como las empresas de tecnología.
El año pasado se barajó en la provincia esa posibilidad, a partir de una extensión de los beneficios de la ley de promoción industrial creada para traer a la General Motors, pero luego se la dejó de lado por miedo al impacto que pudiera tener en las finanzas provinciales, en un momento en que ya se empezaba a vislumbrar que no iba a resultar sencillo salir de la recesión trianual.
Una de las críticas más recurrentes que reciben los planes de competitividad lanzados por el gobierno nacional es que se otorgada en forma indiscriminada a cualquier sector, más allá de las posibilidades reales de crecimiento de la actividad en cuestión. Al margen de que pueda considerarse como un acto de "reparación histórica" para los sobrevivientes de la apertura sin anestesia de los mercados, algunos economistas entienden que en una época de recursos escasos no tiene mucho sentido apostar a los "perdedores".
Distinta es la situación si se promueven sectores de punta -como las empresas basadas en la innovación tecnológica- o bien aquellos cuyo desarrollo sea estratégico para los intereses de una región, como son para Santa Fe la maquinaria agrícola o la industria de los alimentos.
El caso de las tecnológicas es prototípico. Según un estudio de la Universidad Austral el empleo en el sector dentro de Rosario creció un 33,6 por ciento entre el 98 y 99, y un 64,5% el año pasado, a pesar de la crisis laboral provincial que tiene su epicentro en el Gran Rosario, tal cual lo reflejó el 20,2 por ciento de desempleo de la última encuesta oficial.
La provincia de Córdoba ya cuenta con un plan de promoción para que inviertan las empresas que elaboran software, call centers y proveedores de servicios en la web. Ese instrumento le sirvió para llevar a su territorio la inversión del gigante norteamericano Motorola, una radicación que en su momento se peleó con Rosario y Pilar, y también para intentar seducir a la compañía de telecomunicaciones Teletech, que había expresado su intención firme de venir a Rosario. Por los avatares macroeconómicos esta última inversión, que promete la creación de mil empleos, aún no se concretó.
Es cierto que las grandes preocupaciones oficiales durante estos días pasan por otro lado. Recesión, tasas de crédito por las nubes, incumplimientos de parte del gobierno nacional en las remisiones de recursos previamente comprometidas y caída de la recaudación propia es el dramático escenario que sirvió para prestigiar la figura del ministro de Hacienda Juan Carlos Mercier, a quien el ministro Cavallo calificó la última semana de "cocodrilo", por su habilidad para cuidar el bolsillo público.
Desde el punto de vista financiero Santa Fe está mucho más sólida que la provincia mediterránea. La prueba fehaciente de ello quizás se vea en pocos días, ya que De la Sota quedó expuesto a malvender la compañía de electricidad estatal ante la urgencia de tener que cubrir baches fiscales, mientras que el gobernador Reutemann ya anticipo que no está dispuesto a rifar la EPE y evaluará la experiencia cordobesa antes de llegar adelante. Y tampoco está muy clara la estrategia que aplicará el gobierno mediterráneo para contener el déficit del gasto público.
De todos modos, el mediático gobernador cordobés ha sabido maniobrar con audacia para ubicarse como un conductor innovador, en muchos casos sólo por propiciar reformas en terrenos sobre los cuales Santa Fe ya avanzó. Aún con esas reservas, la instrumentación de políticas activas, en particular aquellas con reducido costo fiscal, es una opción inteligente para tener en cuenta.