Año CXXXIV
 Nº 49.199
Rosario,
domingo  05 de
agosto de 2001
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Opinión
Días clave para un futuro incierto

Isidoro Gilbert

La sensación es única. Si no se puede mantener en el tiempo el programa de déficit cero, las perspectivas para el gobierno nacional son negras. No se encuentran optimistas ni siquiera entre hombres clave de grandes empresas que manifiestan estos días su desazón por lo que viene.
En menos de nueve meses, el gobierno agotó, con tiempos cada vez más estrechos, iniciativas como el "blindaje", bautizado como fundacional de una época de crecimiento. Nadie prometió una senda fácil, pero se proclamó que era sinónimo de trabajo, inversiones, caída de la tasa de interés. El efímero paso por economía de Ricardo López Murphy desbrozó el terreno para Domingo Cavallo, quien inventó el megacanje, que ahora sí, proclamó, retiraba como escenario angustiante el default. Fue un amor de estudiantes: hoy un juramento, mañana una traición. El fantasma de la cesación de pagos está presente, sea porque fracasaron las predicciones, sea por la megatimba que une a banqueros sin escrúpulos de la city porteña, la paulista, la neoyorquina o londinense, que ven a la Argentina bajo tierra y zapatean sobre la tumba.
Daba la diana el gallo el lunes cuando la Cámara alta sancionaba en sesión bochornosa la ley del déficit nulo, capolavoro de ingeniería política donde casi todos, hayan votado como lo hayan hecho, estaban contestes de que "no había otro camino". El peronismo hizo algo más que lo habitual para que De la Rúa no se quedara sin nada: una negativa hubiera derrumbado el decreto ley del ajuste que ya había sido anulado por los diputados y contestatarios del radicalismo con Leopoldo Moreau a la cabeza: dijeron que no, pero ayudaron a que fuera sí. Sin el tesón de Chrystian Colombo y de Raúl Alfonsín, la ley no hubiera pasado.
Es grave que se podarán salarios de estatales y jubilados y parte de las asignaciones familiares que incluyen al sector privado. Pero igualmente que hombres de derecho como el presidente o el ministro de Justicia, su hermano Jorge, hayan permitido que se coarte recurrir por justicia a los tribunales, un abuso digno de una dictadura. Por ese articulo, el 10, los jueces pueden declarar la ley inconstitucional. Los sondeos ante miembros de la Corte Suprema fueron negativos para las autoridades.

Un llamado emblemático
Antes que la Cámara alta sancionara el instrumento, el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini comenzaba en Lima a buscar apoyos externos. Allí inició las primeras gestiones ante la delegación norteamericana que participó de la asunción del presidente Alejandro Toledo, para lograr una conversación telefónica entre George W. Bush con su par argentino. La faena la completó el embajador en los EE.UU. y sobre todo, el clima expandido por todos los mercados. La idea básica: recibir un fuerte mensaje político de respaldo para un gobierno que pasa por un difícil momento. Hubo otras gestiones que se mezclaron: una charla telefónica de Cavallo con el secretario del Tesoro, Paul O'Neill, quien lo disuadió, el martes, a que volara a Washington, pero se comprometió a facilitar el llamado telefónico. Y sobre todo, las grandes empresas norteamericanas afincadas aquí, comenzando por la Coca Cola, pusieron lo suyo, que es generalmente de mayor peso que la gestión diplomática.
Crearon las condiciones para la llamada como efecto de distensión por lo mal que habían caído los dichos de Paul O'Neill, cuando por un lado descalificó a la Argentina como país importante y por el otro, descartó que un derrape criollo hiciera mella sobre los países emergentes y particularmente sobre las economías desarrolladas. Un error, pero que responde a la posición ortodoxa del Partido Republicano que O'Neill expresa cabalmente, algo aislacionista y poco proclive a ir en auxilio de los países con problemas. Son ellos los que atacaron a Bill Clinton cuando fue en auxilio de México (que era, en rigor, ir sobre Wall Street) cuando el tequila. De esa rama del árbol de la derecha norteamericana salen las ideas sobre un rol más restringido para el FMI.
Fue casual, pero vino muy bien, que la telefoneada fuera en territorio brasileño, donde De la Rúa almorzaba con el británico Tony Blair y el brasileño Fernando Enrique Cardoso. Facilitó que el viernes, Blair, Bush y José María Aznar aumentaran el respaldo con su pronunciamiento conjunto. Ya se sabe que el norteamericano no domina la política latinoamericana, pero tenía un memorando básico para la conversación. Durante la misma definió dos ideas: 1) que De la Rúa había recibido una "herencia muy pesada", un misil enviado al ex mandatario preso (que es amigo de su padre) y 2) que de déficit cero será mejor hablar cuando se vea cómo se implementa y se cumple, una especie de acotamiento del respaldo. Bajo esta última premisa estuvo el subsecretario del Tesoro, John Taylor. Su viaje había sido decidido antes de la charla presidencial bajo la presión de las multinacionales con intereses aquí. Empresas españolas y británicas hicieron lo suyo para ese documento políticamente importante de los mandatarios de EEUU, Reino Unido y España.

¿Bases misilísticas en la Patagonia?
Si se quieren mensurar cambios, los ha habido; desde la dureza de O'Neill a la misión de Taylor. Se pasó de la indiferencia a la preocupación, al menos por la suerte de bancos y empresas norteamericanas. Pero no vino en misión de rescate con una chequera flamante: no habrá ayuda bilateral, sino respaldo para que todo se agilice por el ámbito del FMI, básicamente. Aunque no es menor detalle a cuánto ascenderán los dineros que se liberen por montos correspondientes al blindaje, una suma bastante mayor a los 1.200 millones previstos para septiembre, que puede disuadir a los manipuladores de bonos y reforzar el sistema golpeado por la fuga de divisas a un ritmo que puede ser inmanejable. ¿Perderán los especuladores, como prometió una y otra vez Cavallo? Por ahora su ministerio estudia cómo llevar el control de los tenedores de bonos para acotar la posibilidad que los alquilen y con ello pedalear la bicicleta especulativa. Los contribuyentes con pasivos declarados en moratorias podrían adquirir los títulos a valor de mercado. Pero a la hora del pago la Afip (impositiva) le reconocería el valor nominal y hacerse una diferencia. ¿Castigo? \La caída de la recaudación de julio es alarmante. Si se repitiera en agosto, la poda se elevará. ¿A cuánto? Es el ajuste perpetuo, dicen en las dos CGT que, con todo, abrieron una cuota de expectativa: no harán paro general. Aíslan así al movimiento piquetero a sus propias fuerzas, que son más de las que dicen en el gobierno, y menos que las que ellos proclaman y que necesitan para crecer como actores políticos, de aliados, sobre todo, de las capas medias. ¿Cuál es el techo del aguante, sin que se produzca una gran conmoción política y social? "Hay que pensar en un 50% de recorte, en la emisión de bonos, como hizo Alvaro Alsogaray con Arturo Frondizi, en los 60, en un cuadro parecido", comenta un empresario de peso, consciente de que es una idea peligrosa, políticamente inviable.
¿Hay plan B, alternativo al déficit cero? De esto se murmura en todos lados. Cavallo no pierde las esperanzas de que pueda cumplimentarlo, aun a costa de una nueva caída del PBI para este año. Ya llega al 10% de depresión para el último trienio: un cuadro de guerra. Y si no, devaluación o dolarización son las perspectivas. En un régimen de convertibilidad, la primera se hace inmanejable con un poder político débil. De la otra posibilidad habló el propio ministro cuando indicó que si la gente prefiere el dólar, dólar tendrá. Pero el camino es complejo y grave: anularía al Banco Central (si la reserva federal actúa como tal, sería la absorción del país por los norteños), y se corre el peligro de que se pierdan las divisas. Es más probable que prime la desconfianza y los dineros salgan de nuestras fronteras. El futuro es ominoso.

La propuesta de Alfonsín
Hay, con todo, partidarios de la dolarización, sobre todo entre las empresas con fuertes deudas en divisas. Pero también entre políticos y en entidades académicas como el Cema. En el entorno presidencial no escasean sus promotores. Fernando de Santibañes es uno de ellos. En el Ministerio de Defensa están al tanto que del banquero es la idea de ofrecerles a los norteamericanos territorio para instalar en el sur bases misilísticas para el programa de Bush sobre escudo galáctico. Sobre esta propuesta de canjear apoyo económico norteamericano por el escudo escribió, en el Financial Time, David Hale, economista ingles radicado en Zurich. "Se le rieron en la cara (a Santibañes) en los EEUU", dijo a este diario una voz del Ministerio de Defensa. Con todo advirtió que "podría tratarse de un globo de ensayo" aunque, aclaró, en la reciente reunión sobre defensa entre EEUU y Argentina, "no se mencionó este problema". Merecerá ser seguido en sus detalles.
Al menos que el error sirva de escuela, el camino neoliberal lleva a la dolarización. No es el que busca Raúl Alfonsín con su propuesta de formar un gobierno de unidad nacional. Sus operadores han hablado con gobernadores y dirigentes del justicialismo, con líderes sindicales y empresariales, ansiosos de conocer el contenido de la propuesta, los temas de coincidencia y si éstos dan pie a un gabinete nuevo, a implementar hasta octubre al menos, una mayoría parlamentaria. Hay discursos mentirosos entre los protagonistas. "Tres gobernadores peronistas dieron el sí, pero al momento de definir quién de ellos integraría el gabinete como su titular, cada uno le tira la propuesta a otro o desmienten", cuenta alguien que conoce la entretela de esta operación. O que un radical como Enrique Coti Nosiglia murmure que hay que prepararse para dolarizar con fuerte respaldo político.
Al entorno presidencial no le cayó muy bien lo del jefe de la UCR: "Quiere marcar la cancha", responden sigilosamente. En última instancia, sería avanzar sobre la idea, si bien carente de contenido, que lanzó el 9 de Julio De la Rúa. En el contexto actual, el reclamo de Alfonsín no parece destinado a fortalecer al gobierno y su política es decir, con Cavallo y Acción para la República en el entendimiento. Sin embargo, Armando Caro Figueroa, titular nominal del cavallismo, habló con el ex presidente y le dio su respaldo.
Se conoce que del entendimiento deberían participar además del radicalismo, lo que queda del Frepaso, es decir, Aníbal Ibarra, Darío Alessandro y los socialistas populares, Eduardo Duhalde, Carlos Ruckauf, Carlos Reutemann y José Manuel de la Sota más las dos CGT, la Unión Industrial y la Iglesia, como formato básico. Hay nombres rondando para reemplazar al papá de la convertibilidad, sobresaliendo dos: Remes Lenicov, el economista preferido de Duhalde, y Adalberto Rodríguez Giavarini. "Tiene que ser un hombre de la confianza de los EEUU", confiesan. ¿Para qué política? "Un rumbo diferente a la ortodoxia neoliberal", viene como toda respuesta. Pasado negro sobre blanco, mirar la producción como objetivo básico. Pero en el dramático cuadro actual, nada se tocará hasta que Cavallo tire la toalla. Son días de definiciones sin saberse adónde vamos.



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