Siena, capital de la provincia italiana homónima, se encuentra enclavada en la Toscana meridional, a 60 kilómetros al sur de Florencia y en el punto tripartito de las colinas del Chianti, entre los valles del Arsia y del Elsa. Sus orígenes son dominio de la leyenda. Algunos la presumen gálica y otros romana, ciertamente un establecimiento etrusco habría precedido a la colonia romana, Julia Saena, que aparece bajo Augusto, en el año 29 antes de Jesucristo.
Pocas son las ciudades italianas que, como Siena, presentan un aspecto artístico tan completo y orgánico que responden a un estilo y una época.
La fisonomía de la ciudad continúa intacta. Su característica medieval, encaramada sobre tres colinas en la que serpentean calles empinadas y tortuosas, queda encerrada en una poderosa cerca de murallas de más de siete kilómetros de largo que parecen custodiar los tesoros de su arte e historia.
Si se llega a Siena proveniente de otras ciudades europeas, más vale saber que no se encontrará un metro que espere en la estación de tren para ir hasta el centro de la ciudad. Se podrá tomar un bus, siempre que no sea por la noche. Una vez en el centro histórico de la ciudad, sólo queda caminar y perderse por las retorcidas callejuelas hasta llegar a la Plaza del Campo, el epicentro de la ciudad, donde el tiempo se retrotrae.
Vivir en el 1300
Ubicada en el cruce de las colinas senesas, la plaza tiene forma semicircular, cóncava hacia adentro y su pavimento del año 1347 se encuentra dividido en nueve sectores por líneas de piedras blancas, recordando al Gobierno de los Nueve. Aquí las dificultades del terreno se transforman en arte.
En el lugar se encuentra la Fuente Alegre, construida en el 1400, que está surtida por un acueducto de 25 kilómetros de largo y debe su nombre a los grandes festejos que por ella se dispusieron. El Palacio Público, hoy sede del municipio, que comenzó a construirse en el 1288 y se concluyó a mediados del 1300; es el más claro ejemplo del gótico toscano. La Torre del Mangia, en el extremo izquierdo del Palacio, se alza con sus 102 metros de altura, llamada así por el apodo de primer campanero: el Mangiaguadagni (Tragaganancias). Si se está entrenado y en excelente estado físico, pueden subirse sus 503 escalones tal como lo hacía el Mangione en el 1300. El esfuerzo vale la pena pues desde su cima se goza de una maravillosa vista de la campiña senesa, las colinas cercanas, la muralla de la ciudad y por supuesto la Plaza del Campo. Debajo de la torre se encuentra la Capilla de la Plaza, construida en acción de gracias por haber sido librados del peligro de la peste en 1348.
Más adelante se encuentra el Pórtico de la Mercancía, edificado para la Corporación de Mercaderes, cuya construcción se remonta a 1420.
El Duomo (la catedral) surge sobre un antiquísimo templo dedicado a Minerva y refleja todos los influjos artísticos a los que fue sometida en el largo período de construcción que abarcó desde 1229 hasta 1376 y plasmaron en ella el arte románico y gótico. Su fachada imponente es de mármol blanco y su interior está compuesto por una policromía intensa de mármoles que revisten completamente las paredes con fajas horizontales, la decoración de las bóvedas con colores azules y estrellas de oro, y sus pisos le dan una grandiosidad y armonía inigualables.
De carrera
El Palio de Siena (carrera de caballos) es la tradición que le hace regresar el color y el tono de vida del pasado. Se disputa dos veces al año: el 2 de julio (en recordación de los milagros de la Virgen de Provenzano) y el 16 de agosto (en honor a la Asunción de María). En la competencia toman parte, con sus trajes tradicionales y emblemas, los 17 barrios en los que actualmente se divide la ciudad. Cada barrio tiene un nombre, una insignia y una iglesia propios. De ellos sólo diez serán sorteados para participar en la fiesta.
La fiesta comienza por la mañana, cuando se celebra misa en la capilla de la Plaza del Campo y también en la Iglesia de Santa María de Provenzano, donde se llevan las banderas y el palio (estandarte) para el ganador de la carrera.
Luego, por la tarde se despliegan los colores del corteo (acompañamiento) en el desfile con trajes tradicionales y músicos y personajes que recuerdan a los antiguos gobiernos de la ciudad. El desfile lo cierra el carroccio (carro de guerra), que lleva izado el palio con la imagen de la virgen, que luego será entregado al ganador de la carrera.
Y así comienza la carrera en la Plaza del Campo, donde Siena vuelve a la vida sus aires y personajes medievales.
Siena ofrece también muchos otros palacios e iglesias donde el arte gobierna por doquier, y en cada uno de sus monumentos hace respirar su aire medieval que quedará atrapado allí por siempre.