Las bahías de Huatulco, sin dudas, son uno de los lugares más hermosos de la costa del Pacífico. La formación consecutiva de nueve maravillosas bahías dio pie, en la década del 80, a la construcción de un elegante complejo turístico que difundió este espléndido rincón del estado de Oaxaca. Antes de que el gobierno tomara esta decisión, Huatulco era un pequeño pueblo de 500 pescadores que a cambio de sus tierras obtuvieron casa, dinero y la concesión del transporte público. El impulso turístico generó la llegada de otras gentes de México y del exterior, que encontraron aquí un nuevo modo de vida.
Ubicadas en el golfo de Tehuantepec, se puede arribar por vía aérea, ya que posee aeropuerto internacional, o bien por tierra, desde la colonial y precolombina ciudad de Oaxaca, por la ruta 175. También se puede acceder desde Acapulco, por la ruta 200. Este trayecto es de alrededor de 700 kilómetros, pero merece la pena el esfuerzo puesto que la cinta asfáltica bordea el mar, atraviesa desiertos y desde la sierra de Monte Alto logra fascinarnos con la vegetación selvática y las plantaciones cafetaleras, con el marco jactancioso del océano Pacífico.
Entre delfines y tortugas
Por este circuito se llega previamente a Puerto Escondido distante a 110 kilómetros de Huatulco. Antiguamente conocido como Punta Escondida, posee 10 espléndidas playas consecutivas que van desde la pequeña bahía de Puerto Angelito hasta la extensa y agresiva Zicatela, en la que las olas llegan a medir 7 metros de altura.
En esta playa se realizan anualmente dos torneos internacionales de surf, uno para aficionados y otro profesional. Desde el embarcadero principal salen frecuentemente pequeñas lanchas que ofrecen paseos inolvidables en los que se aprecian delfines y tortugas. A pesar de no contar con una infraestructura turística desarrollada, el ambiente que se respira es internacional.
La belleza natural del lugar basta para atraer a sus visitantes. Más adelante llegamos a Puerto Angel, punto muy atractivo que seduce al recién llegado por sus aguas azul turquesa y cristalinas, así como por el tranquilo oleaje, ideal para nadar y bucear. A lo largo de esta sorprendente playa, una gran cantidad de palapas ofrecen alojamiento en habitaciones a precios muy económicos.
Desde allí nos dirigimos a Huatulco. El lugar elegido fue la bahía de Santa Cruz, donde sus calles tranquilas nos dan la bienvenida. En ella, la vida transcurre en un clima de permanente sosiego, y para el que decide albergarse en el poblado, se ofrecen vistosos micros sin techo para trasladarse a las playas.
Uno de los atractivos naturales es, sin duda, el mar y las playas. La primera es la de La Entrega, llamada así porque aquí fue donde Picaluga entregó a Vicente Guerrero -héroe de la independencia y posteriormente presidente, que en 1829 abolió definitivamente la esclavitud en México- para que lo fusilaran.
Un recorrido general abarca las nueve bahías con la opción de desembarcar en alguna de ellas para disfrutar de la playa y la tranquilidad del mar, así como para admirar a través del agua transparente fantásticos acuarios naturales. También, pasar por la isla de los Pelícanos y El Bufadero.
Deliciosos mariscos
En la siguiente bahía, la de El Maguey, casi no hay oleaje y se pueden practicar actividades acuáticas, además de saborear los deliciosos mariscos acompañados con piña colada bien helada (con un toquecito de tequila). La bahía de Cacaluta es una playa enorme, cuya denominación proviene del zapoteca y significa "lugar donde se posa el ave negra" (tijerilla).
Las últimas bahías son las de Riscalillo y San Agustín. En medio de las dos se encuentra una formación rocosa que semeja un león yaciente mirando el horizonte. San Agustín es una caleta de pescadores, por lo que la comida es realmente fresca y muy sabrosa. Se sirven ostiones, almejas, cebiche, y el pescado a la talla (huachinango a la plancha), con el encanto propio de la gastronomía casera. Hacia el otro lado de Santa Cruz se pueden visitar las bahías más comerciales, tales como Tangolunda, Chahué y Conejos, que disponen de espléndidos complejos hoteleros.