Corría el año 1775 cuando el virrey Arredondo le encargó a Francisco Quevedo que buscara un lugar para pasar mercancías hacia Asunción, salvando el escollo que imponía el soberano río Paraná.
Nadie imaginó, en ese tiempo, que unos doscientos años más tarde ese lugar, bautizado Paso del Rey, se convertiría en un lugar de pesca por excelencia. Y mucho menos que alcanzaría fama mundial por el habitante más famoso de ese río al que procuraron vadear: el dorado.
Para cumplir con el pedido del virrey se eligió un sitio a poco más de 20 kilómetros de la ciudad de Corrientes, donde el curso de agua se estrechaba en medio de montes y playas, y donde también desagua el caudaloso río Paraguay.
Muy pronto el movimiento colonial transformó el paisaje arenoso, los añosos árboles y el campo virgen, en un puerto muy activo, merced a que en ese tiempo el cauce de agua tenía dos metros menos de profundidad que el actual, lo que extendía el horizonte de arenas hacia la frontera vecina.
Aún antes que el grito de independencia se escuchara en Tucumán, ese lugar mutó su nombre por el de Paso de la Patria. Aunque el nombre sigue siendo ése, de labios de propios y extraños se escucha llamarlo El Paso, apelativo que identifica a este pesquero aun en los más apartados confines del planeta.
Concebida como refugio de fin de semana para correntinos y chaqueños, la fama de esta villa deviene de ese relámpago dorado que brota de las aguas marrones del río. El Tigre del Paraná es tan indomable y feroz que convoca a pescadores de todas las latitudes.
Fue entre 1910 y 1920 cuando los ingleses que trabajaban en los ferrocarriles y los mataderos, armados con espineles y redes, decidieron adentrarse en el Paraná en busca de ese pez que ponía en juego su inteligencia, su destreza y su fortaleza física y anímica.
Lo llamaban simplemente "dorado", por el color de sus escamas, y para enfrentarse encomendaron a personas de las orillas la construcción de cañas y anzuelos especiales. Sabían de la fuerza de la presa y también que para capturarlo no servían los elementos comunes.
Se inició entonces una tradición que se fue convirtiendo en una fuerte atracción turística, además de principal fuente de ingresos de la región.
En 1954 se organizó la primera Fiesta del Dorado, a la que concurrieron pescadores locales y de las zonas cercanas. Los memoriosos cuentan que los ejemplares capturados entonces eran "tan grandes y de un brillo tan espectacular, que lastimaba los ojos cuando el sol se reflejaba en las escamas".
Desde entonces se realizaron 37 ediciones de la fiesta, ya convertida en nacional e integrada al calendario mundial de los certámenes de pesca deportiva.
Encuentro internacional
Pescadores norteamericanos, canadienses, belgas, alemanes, franceses, brasileños, paraguayos y uruguayos, se encuentran cada año con sus pares argentinos para participar de una contienda que más allá de los trofeos les permite medir fuerzas en esa lucha tenaz entre pescador y pez.
Más de 100 mil personas se dan cita durante tres días en El Paso para disfrutar del sol, las playas y el clima benigno del invierno correntino.
Una "cancha" que supera los 60 kilómetros, y una geografía rica en pesqueros, es el escenario donde los cientos de equipos embarcados se lanzan a luchar con el bravío Tigre del Paraná.
Inteligente, vivaz, escurridizo, hábil para enfrentar los anzuelos y feroz a la hora de dar batalla, el pez no siempre cae derrotado. No son pocas las veces en que el fulgor dorado desaparece bajo las aguas llevándose carnada y nylon, y dejando al pescador con la frustración pintada en el rostro.
Este año la gran fiesta será del 17 al 20 de agosto y habrá valiosos premios para los participantes, entre ellos una lancha con motor fuera de borda, un auto cero kilómetro, motores, set y elementos de pesca, electrodomésticos y dinero en efectivo. Pero nada comparable al regocijo de aquellos que salieron triunfantes de la contienda con el señor del río.
Además de la competencia de pesca habrá muchas actividades recreativas, deportivas y culturales, y una exposición de productos artesanales.
Abel Ambrosetti, comisionado interventor de Paso de la Patria, expresó al respecto que se trata de un desafío muy importante "porque hemos encarado la organización con escaso tiempo al frente de la administración, y sin contar con la experiencia suficiente".
Ambrosetti agregó que Paso de la Patria no es solamente pesca, sino también bellísimas playas naturales, un sol que parece más luminoso que en otros lugares, aire puro, aguas frescas y limpias y una forestación añosa para mitigar las altas temperaturas.
Durante este mes la cita con el dorado ocupa toda la atención y concentrará en su bella geografía las expectativas de miles de personas. Para más información comunicarse con la Dirección de Turismo de Paso de la Patria al teléfono (03783) 494086; e-mail: [email protected]
La Ciudad
