Los historiadores locales coinciden en que la declaración de Rosario como ciudad, el 3 de agosto de 1852, marcó una bisagra en la vida de esta región. "Fue el momento en que Rosario comenzó a pensar en grande", apunta el investigador del Conicet Miguel Angel De Marco (h). Algunos también resaltan que la decisión de comenzar a celebrarlo por primera vez a partir del 2002 fortalecerá la conciencia colectiva. Sin embargo, otros relativizan los festejos que proyecta realizar la Municipalidad para el año próximo y hasta cuestionan la proyección política que se pueda hacer sobre esta conmemoración. "Buscar una fecha para reafirmar nuestra identidad no sé si tiene mucho sentido, ya que en este caso es un mecanismo que se impone de arriba hacia abajo", dice la docente del Seminario de Historia Regional de Humanidades de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Sandra Fernández. El debate está abierto.
"Santa Fe se estaba muriendo y éramos una pequeña villa con todas las condiciones para ser un centro exportador, pero esta población se postergó por Rosas. Es más, eran tiempos en que para sobrevivir se necesitaba del contrabando vía Uruguay", describe Fernández.
Para De Marco, el hecho de funcionar con el rango de ciudad posicionó a Rosario de manera diferente. Pronto tuvo su puerto, devino la libre navegación de los ríos y aquí comenzó el fin del monopolio de Buenos Aires. "Con el río cerrado al comercio exterior, había pobreza y atraso; con el río abierto, prosperidad y cultura", señala Juan Alvarez en su libro "Historia de Rosario".
Otra investigadora del Conicet, Patricia Pasqualis, resalta lo significativo de la declaración de ciudad. "El 7 de octubre (Día de la Virgen del Rosario) se toma como fecha de los orígenes del poblado, pero no tiene real trascendencia. Ni siquiera la tuvo para la ciudad en el momento en que Belgrano creó la bandera aquí. Por eso me parece que tomar la fecha de la fundación de la ciudad es una magnífica idea desde el punto de vista historiográfico". Y grafica: "Es que marca el punto en que los rosarinos comenzamos a pisar fuerte a nivel santafesino y nacional".
Tanto Pasqualis como De Marco destacaron el papel decisivo que tuvo el director provisorio de la Confederación Argentina, Justo José de Urquiza, para que este paso se concretara. Y resaltaron la gestión de Nicasio Oroño, y la del por entonces gobernador santafesino, Domingo Crespo. Pero nadie se animó a decir que Urquiza pueda llevar la denominación de fundador de la ciudad de Rosario.
"Hablar de un fundador sería renegar de los años anteriores. Nosotros somos hacedores de nuestra propia historia. Pero el propulsor del progreso fue en gran medida Justo José de Urquiza", asegura Pasqualis.
"Todo lo que contribuya a reavivar la conciencia colectiva en la búsqueda de su identidad es valioso. Creo que la ciudad se debía este homenaje", enfatiza De Marco, uno de los que asesoró a la Municipalidad para fundamentar históricamente la conmemoración del 150º aniversario de Rosario, que se cristalizará el 3 de agosto de 2002.
Una visión crítica
Sin embargo, Fernández objeta: "Hay que ser un poco más crítico en torno a la celebración. Si ponemos una fecha para recordar simplemente que somos ciudadanos no tiene ningún sentido. La búsqueda de una identidad propia es válida, pero hay que buscarla en todos los registros que nos puedan hacer sentir como rosarinos".
Fernández, quien fue coautora del libro "Rosario en la historia", considera que "esta intentona de buscar una fecha para refrescar patrones de identidad, como lo hace ahora la Municipalidad, obedece a mecanismos impuestos de arriba hacia abajo. Es una celebración más".
Y sugiere "buscar en otros contenidos". Desde su punto de vista, "hay que buscar desde la historia más reciente hacia la más tardía. Rosario es una ciudad de mudanza, con migrantes internos, con inmigrantes. No tenemos un pasado colonial como Santa Fe. Por eso hay que mirar desde el presente para atrás, para sentirnos rosarinos y justificarnos como tales".