Año CXXXIV
 Nº 49.198
Rosario,
sábado  04 de
agosto de 2001
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Habló el acusado de asesinar por la espalda al policía Alexis Salguero
"No quería matarlo y me arrepiento de lo que hice", dijo ante varios comisarios y una fiscal

Jorge Salum

"Fui yo, pero no quería matarlo. El tiro se me escapó". La confesión no está escrita en ninguna parte pero hay quienes afirman que existió y que el juez que investiga el homicidio ya estaría enterado. Ocurrió el miércoles a la tarde, en la jefatura de policía. Allí, frente a varios comisarios y oficiales, Carlos Capansi habría admitido que fue él quien fusiló al policía Alexis Salguero en el Hospital Carrasco, el 7 de julio pasado, para rescatar a un compañero detenido e internado en el lugar.
La inesperada catarata verbal del detenido se interrumpió de pronto cuando llegó su abogado, Carlos Varela. Luego de hablar con él, Capansi regresó al interrogatorio y dijo que ya no hablaría. No sólo cumplió ese día sino que lo mantuvo ayer, cuando lo llevaron a declarar ante el juez y repitió la fórmula. "Me abstengo", dijo y a partir de ese momento ya no soltó palabra.
La fiscal Elida Rivoira estuvo presente cuando el muchacho se adjudicó el homicidio. Y escuchó cada una de sus palabras. Así lo afirmaron ayer distintas fuentes consultadas por este diario.
La declaración no figura en el parte policial enviado al juez Luis María Caterina, pero Rivoira ya habría elevado un informe escrito donde daría cuenta de lo que escuchó esa tarde en la jefatura. Según las fuentes, esto bastaría para convertir el speech de Capansi en una confesión hecha y derecha.
Quienes estuvieron presentes afirman que Capansi estaba lúcido y que al principio del interrogatorio se mostró muy tranquilo. Pero después, cuando dijo que fue él quien disparó a quemarropa contra Salguero, se puso a llorar desconsoladamente. La fiscal pidió entonces que lo viera un médico forense, que lo encontró bien y atribuyó la crisis a la magnitud del hecho que estaba narrando.

Se quebró y lloró
Lo primero que dijo es que él mató al agente de 23 años, aunque intentó justificarse asegurando que el policía hizo algún movimiento que lo obligó a manipular su arma. Según él, fue en ese momento cuando se le escapó el tiro que hizo desplomar a su víctima.
"Yo no quería matarlo y estoy arrepentido de lo que hice", afirmó con la vos quebrada. Fue entonces cuando se quebró y lloró delante de todos sus interlocutores.
También dijo que no conoce al hombre que entró con él y una chica al pabellón donde Salguero custodiaba al detenido Juan Gómez. Pero los policías no le creen. Oficialmente, el sospechoso tiene nombre y apellido: se llama Alfredo Taboada y los detectives sospechan que está oculto en algún aguantadero de Rosario o bien en una localidad del interior de Chaco.
Por este caso también está detenida Vanesa Ramos, la chica que entró junto a Capansi y Taboada a la habitación donde estaba Salguero. Gómez, el detenido rescatado tras el asesinato del policía, fue recapturado dos horas después del incidente. Y el arma homicida, una pistola Browning 9 milímetros, apareció a pocas cuadras del Hospital Carrasco.
Capansi fue detenido el miércoles cuando iba a entregarse al juez Caterina junto a su abogado. Tiene 23 años y un prontuario con varias perlas, entre ellas un homicidio. Según cuentan los testigos de su declaración en la jefatura, él mismo se lo contó a la fiscal Rivoira. El diálogo fue así: "¿Usted tiene antecedentes?", preguntó la funcionaria judicial. "Sí, tengo", respondió el reo. Eran un par de robos calificados y un homicidio. "Un juez me condenó, pero la Cámara me absolvió. Salí de la cárcel el 2 de mayo", abundó a propósito del proceso que se le siguió por un asesinato en una pelea callejera.
Sesenta y seis días después de volver a la calle, Capansi apretó otra vez el gatillo. Salguero murió al día siguiente. El proyectil que ingresó por la nuca lo había descerebrado.


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