Como en las más memorables películas de Hollywood, luego de cavar un túnel de nueve metros de largo cinco hombres que estaban presos en la cárcel del hospital neuropsiquiátrico Borda se escaparon ayer disfrazados de enfermeros, encabezados por un interno que, en una actuación digna de un Oscar, durante toda su estancia en esa unidad se hizo pasar por paralítico y se movilizaba en silla de ruedas.
La fuga del paralítico y sus secuaces fue revelada ayer por el Ministerio de Justicia, cuyo subsecretario de Asuntos Penitenciarios, Alvaro Ruiz Moreno, ordenó un sumario contra las autoridades del Servicio Penitenciario Federal a cargo del penal que funciona en la órbita del Servicio Psiquiátrico Central.
La cárcel está destinada a alojar presos varones con problemas psiquiátricos y drogadictos, por orden judicial. Los evadidos fueron identificados como Oscar Alberto Correa -señalado como cabecilla del grupo-, Raúl Héctor López, José Luis Méndez, Héctor Daniel Zabaleta y Javier Horacio González Molina y protagonizaron una evasión que parece escrita por los guionistas de "El gran escape" o "Fuga de Alcatraz".
Los cinco sujetos cavaron un túnel -y escondieron la tierra en bolsas y entre sus ropas- durante cinco noches desde los baños de los sectores 2 y 3, donde estaban alojados junto a otros siete internos. Desde allí pasaron al hospital propiamente dicho, se cambiaron de ropa, rompieron una puerta y rejas y escaparon.
Fingió durante varios años
Durante su estancia en la cárcel-hospital Correa se hizo pasar por lisiado y estuvo todo el tiempo en una silla de ruedas, hasta que decidió salir corriendo con los otros internos.
A través de esa farsa -aunque ahora se investigará también si hubo alguna complicidad de los responsables del sector- logró que la Justicia le permitiera estar en un lugar con menos seguridad que el resto de los evadidos, dos de los cuales, según explicó el ministerio, son inimputables.
En principio los presos cavaron dos túneles desde cada sector que confluyeron en otro mayor, de nueve metros de extensión. Como en muchos filmes sobre escapes de cárceles, la tierra que sacaban la escondían en bolsas de plástico y entre las ropas que guardaban dentro del propio pasadizo.
Después de una evidentemente ardua y compleja tarea, que les llevó cinco noches, a las 4 de la madrugada de ayer los presos accedieron hasta un pasillo poco transitado del hospital y, sin inconvenientes, consiguieron vestimentas de enfermeros.
Finalmente violentaron la puerta del depósito, ingresaron a ese lugar, rompieron los vidrios, forzaron una reja y tuvieron en sus manos el salvoconducto para abandonar el lugar. Un guardia alcanzó a verlos y les disparó balas de goma, pero sin resultado positivo.
Así, vestidos de trabajadores de la salud, los cinco prófugos llegaron a la calle y escaparon.