Año CXXXIV
 Nº 49.198
Rosario,
sábado  04 de
agosto de 2001
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Majul y "La cornisa" para hacer equilibrio

Silvio Mario Valli

Lo encontré todo magullado. Como si se hubiera caído de una considerable altura. Claro, era mi Outsider Personal rengueando, con su brazo entablillado y reitero, contusiones múltiples. Out...acerté a inquirirle, que digo, casi a gritarle: ¿Qué le pasó?, todo un hallazgo inquisidor.
Out me miró con el resto del único ojo semicerrado y me espetó: Don Valli, me caí de La cornisa. ¿Y qué estaba haciendo, allá arriba? Y...me subí a La cornisa por consejo de Luis Majul, el martes pasado (América TV, 23 hs.) ya que me aseguró mediante el slogan de su programa "Subite a «La cornisa»...no te vas a caer". Y lo hice.
Allí estaban Pablo Sirvén, director de la revista Nueva, periodista especializado en espectáculos y en medios; el camaleónico ex legislador Alberto Albamonte; el inefable Gabriel Dreyfus, algo así como ex publicista devenido irritador público, y en un rincón esperando participar de la segunda parte del programa, Fernando Peña, inclasificable personaje de la irrepresentable farándula que supimos conseguir.
En un momento dado, mientras los bizantinos puntos de vista sobre la movilización popular de ese día (despectivamente llamada piquetera) iban y venían bajo la inveterada ambigüedad e indefinición de Luis Majul, Fernando Peña irrumpió con gruesos epítetos dirigidos a los contertulios que fueron subiendo de tono y grosor hasta alcanzar en carácter de invectivas a la condición cromática de la piel del dueño del canal, Avila, la supuesta homosexualidad de Eurnekian y la impronta mafiosa de Daniel Hadad...y siguió...y siguió, sin que Majul pudiera morigerarlo.
Allí fue donde, metafóricamente, me caí de La cornisa. Mis magullones son morales pero somatizados. Comprendí a Out. Le sugerí que en el futuro se abstenga de seguir consejos de egocéntricos, narcisistas y sobre todo acomodaticios, con el sello Majul, al tiempo que le recordé el bíblico: "Así por cuanto eres tibio...y ni caliente ni frío, voy a vomitarte de mi boca" (Revelación: cap. 3, vers. 16).


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