Entró caminando como si dirigiera a hacer un trámite común y corriente, confundido entre la gente que a esa hora transitaba los Tribunales. Acompañado por su abogado, se dirigió directamente hacia el tercer piso. En la mesa de entradas de la Cámara Penal dijo su nombre y explicó a qué iba. No hizo falta que nadie le explicara nada: Oscar Alberto Ferreyra, alias Paquito o Paco Mono, ya sabía que desde ese mismo instante pasaba a convertirse en un detenido. Es lo que jueces y abogados llaman "presentación espontánea".
Ferreyra es, a estas alturas, un personaje archiconocido para los magistrados y la policía de Rosario. De profesión barrabrava, rabioso hincha canalla para algunos y para otros un vulgar matón profesional, su vida suele transcurrir entre los días en libertad y la prisión en proporciones casi iguales, cuando no está prófugo.
En esta última condición permaneció hasta ayer, hasta que finalmente decidió entregarse a la Justicia.
Paquito es el autor material del incendio intencional que destruyó parcialmente la sede del club Rosario Central, en pleno centro de la ciudad, hace 7 años. Un juez lo encontró culpable y lo sentenció a 4 años y medio de prisión por ese delito. Su abogado defensor apeló, pero no logró que la Cámara Penal modificara aquel fallo, que fue ratificado por otros tres magistrados.
Esta sentencia salió en los primeros días de junio. Como Ferreyra estaba libre, la Cámara pidió su captura ese mismo día. Nunca lo encontraron y esa debe ser ahora su satisfacción más íntima. Si está preso es porque él mismo tomó la decisión de abandonar su escondite y entregarse voluntariamente.
"Es lo mejor para él"
"Ya lo veníamos hablando entre nosotros y yo le sugería que se presentara espontáneamente. Finalmente, él decidió hacerlo", dijo ayer el abogado José Luis Abichain Suain, su defensor en esta y otras causas penales.
-¿Por qué decidió entregarse después de casi dos meses? \-Porque es lo mejor para él. Ahora está a disposición de la Justicia, listo para cumplir con su condena.
Cuando pidieron su captura, hacía sólo tres semanas que Ferreyra había abandonado la prisión por otros motivos. De todos modos, no pasará mucho tiempo hasta que regrese a las calles debido a que, como estuvo mucho tiempo detenido, ya cumplió gran parte de la condena.
Ferreyra prendió fuego a la sede de Central, en Mitre al 800, el 2 de febrero de 1994. Llegó en un taxi, acompañado por una chica y portando un bolso donde escondía un bidón lleno de nafta. Roció el combustible en una oficina contigua a la presidencia, arrojó un fósforo y salió corriendo.
Pero los empleados del club lo vieron y uno de ellos lo persiguió por el microcentro. Lo alcanzó en Sarmiento al 900 y allí mismo lo entregó a la policía.
En el bolso que aún llevaba con él y en sus zapatillas los peritos encontraron restos de nafta. Y la chica que lo acompañó hasta el escenario del incendio lo señaló como el culpable. Aún así, Abichain Suain todavía hoy sostiene que no está probado que el incendio haya sido intencional, y menos que Ferreyra sea el autor.
Pero el juez Alberto González Rímini y los camaristas Ernesto Pangia, Eduardo Sorrentino y Alberto Bernardini consideraron que las pruebas son suficientes para condenarlo. Por eso Paquito está otra vez detenido.