Washington. - El presidente George W. Bush, que todavía enfrenta críticas por la manera enrevesada en que ganó las pasadas elecciones, otorgó ayer una acogida fría a las reformas electorales recomendadas por los ex presidentes Jimmy Carter y Gerald Ford, y calificó sus propuestas de meras "líneas directrices". Bush adoptó el papel de reformista electoral y organizó una ceremonia en los jardines de la Casa Blanca para presentar los informes de la Comisión Nacional para las Elecciones Federales que Carter encabezó junto con Ford.
Pero Bush evitó tomar una posición acerca de las propuestas específicas, que incluyen declarar feriado nacional el día de elecciones, restaurar el derecho al sufragio de los criminales y permitir que los electores impugnados por los funcionarios de las urnas emitan de todas formas votos provisionales. Todas medidas que tienden a aumentar el nivel de participación, que en las últimas décadas ha caído reiteradamente. En EEUU no es obligatorio emitir el voto.
"Acepto su informe y recomiendo que sus principios fundamentales sirvan de líneas directrices para una reforma significativa", dijo Bush, que apareció ante la prensa con Carter a su lado. Ford no pudo asistir a la ceremonia debido a compromisos previos.
Contra las proyecciones
La comisión de 19 miembros pide un embargo voluntario de proyecciones o bocas de urna la noche de las elecciones por parte de las agencias y redes televisivas hasta que los centros electorales hayan cerrado en todo el territorio de Estados Unidos (dada la enorme extensión en latitud, los horarios de cierre varían en 4-5 horas).
De no hacerlo así, el Congreso debe considerar legislaciones para prohibir la divulgación de resultados oficiales antes de las 11 de la noche (hora del Este), o establecer una hora nacional uniforme para el cierre de las urnas. En las últimas elecciones de noviembre pasado, varias cadenas televisivas se apresuraron a dar ganador, primero, a Bush, luego al demócrata Al Gore, y finalmente rectificaron nuevamente en favor de Bush. Un papelón mundial que costó la cabeza a muchos gerentes y periodistas estrella de los grandes network norteamericanos.
El vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, dijo que se trataba de una buena serie de recomendaciones, pero agregó que el gobierno la examinará antes de comentar acerca del tema.
El estudio recomienda restituir el derecho de voto de los criminales, y facilitarle a quienes no aparecen en los listados planillas provisionales cuya validez será determinada después de la votación.
Bush respaldó las propuestas de dar a Estados y localidades el papel primordial en la organización de elecciones; modernizar los sistemas y equipos de votación (los anticuados modelos usados en Florida sorprendieron al mundo entero por el atraso tecnológico del que se suponía era uno de los sistemas electorales más avanzados del mundo); proteger los derechos de militares que votan en el extranjero y respetar las leyes de derechos civiles.
El polémico resultado en Florida generó denuncias de que las minorías raciales, los discapacitados y los votantes con conocimiento limitado del inglés tuvieron problemas para sufragar, lo que posiblemente alteró el resultado, y se plantearon interrogantes sobre el escrutinio de los llamados "votos en ausencia", emitidos más que todo por correo.
El mandatario republicano se ha visto presionado, especialmente por los demócratas, a corregir los problemas surgidos durante las votaciones en Florida. Bush fue declarado ganador 36 días después de los comicios, luego de un largo pleito judicial que terminó con un fallo de la Corte Suprema, con cinco magistrados a favor y cuatro en contra, y que detuvo el recuento de votos en Florida. Por el sistema de colegios electorales estatales, Bush ganó pese a haber recibido casi 600.000 votos menos que Gore.